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[Narra Deniss]

Después de desayunar me vestí, unos vaqueros normales ceñidos, un jersey y unas botas. Era hora de salir a la calle, estaba harta de encerrarme en casa mientras que Yavé seguramente estaba por hay de fiesta, me coloqué enfrente de la puerta de entrada y puse la mano en la manivela, llega la hora de afrontar la realidad. Abrí la puerta y estaba lloviendo, era un día nublado y lluvioso, las ceras estaban encharcadas y oscuras y otra vez ese olor que me encantaba, tierra mojada, humedad, aire fresco, un aire diferente, fresco pero húmedo, me puse una chaqueta, me puse la capucha y salí a andar sin rumbo. Podía oír como la lluvia caía en mi chaqueta aunque esta no calara mi ropa, tenia la mirada en el suelo, me veía reflejada en los charcos, me desconozco, ojos tristes, sin sonrisa, pelo despeinado, sin maquillaje, aunque para que me voy a poner maquillaje si voy a acabar llorando. No he recibido ningún mensaje por parte de Yavé y ni siquiera se que he hecho mal, sigo andando con la lluvia cayendo sobre mi mientras las personas se refugian debajo de las casas o incluso corren para llegar lo mas rápido a sus casas, nunca entenderé eso, a mi me encanta la lluvia, me encanta ver como la gente corre, me encanta ver como todo el mundo esta cubriéndose con algo a un lado de la cera y las calles están vacías, la niebla que se crea en el horizonte, el sonido de las gotas, mirar una farola y poder ver las gotas cayendo bajo ella, es jodidamente bonito. Después de andar durante horas sin rumbo bajo la lluvia decido sentarme en los escalones de una tienda de caza, mis pantalones están húmedos, por mis botas cala el agua y mi chaqueta esta mojada, pero yo estoy bien, me quito la capucha y me veo reflejada en uno de los escaparates ¿Cuanto hace que no voy a la peluquería? Mi pelo esta largo, oscuro y sin vida ni movimiento, y mi flequillo que tanto odio me ha crecido bastante, llevo el pelo por encima del ombligo, cansada de verme así me volví a poner la capucha y camine hasta la peluquería mas cercana que estaba vacía por la lluvia, toque al timbre y una señora de unos cuarenta años con el pelo corto y rojo vino me abrió con una gran sonrisa bastante contagiosa -Buenos días- dije con una sonrisa -Cariño dirás buenas tardes- mire el reloj, las 3:30 de la tarde, se me ha ido la mano con eso de andar, entre detrás de ella -¿Que pensabas hacerte?- me dijo mirando mi pelo -Yo, necesito un cambio brusco, estoy cansada de verme el pelo igual que siempre- le dije recordando que había cogido la tarjeta de crédito -Tienes el pelo muy mal- me dice, me quite la chaqueta y ella estuvo toqueteando mi pelo -Puedo atenderte ahora si quieres- dice con una gran sonrisa, yo asiento y la sigo hasta el lavacabezas, me pone una toalla por el cuello y noto el agua caliente como relaja mi cabeza mientras las manos de esa señora tan alegre hacen magia en mi cabeza, acabo de lavarme el pelo y me enrollo una toalla en la cabeza, me llevo a un asiento y me puso una capa de corte por encima -¿A que se debe un cambio tan brusco?- dice mientras nos miramos a través del espejo - No lo se, necesito sentirme bien conmigo, me he cansado de este pelo y de todo lo que me recuerda cuando me miro al espejo-ella hace una sonrisa comprensiva, verme el pelo oscuro solo me recuerda que Yavé solía mirarlo y tocarlo y el flequillo me recordaba a mi pasado -¿Tenias pensado algo en especial?- me dijo la peluquera -me gusta el pelo largo, pero no tanto, nada de rubios-dije pensando en raquel-ni pelirrojo- dije acordándome de la chica del instituto- algo que no tenga que estar todos los meses tintandome la ralla y nada de flequillos hacia ninguna parte- Tenia el pelo jodidamente largo, mi melena rubia no por dios, no quería ser una rubia de bote como Raquel-Cariño, te voy a dejar que no te van ni a reconocer cuando llegues a tu casa- sonrió y empezó a cortar mi pelo en capas, por fin salían mis rizos, no los había visto desde que era una niña y solamente porque mi pelo pesaba demasiado, lo dejo de corto como a la altura de los pechos, quizás un poco mas arriba porque no llegaba a cubrirlos del todo, la parte del flequillo simplemente la cortó moldeándolo acuerdo con mi pelo y después lo seco con el secador, cuando estaba lo suficientemente seco me hizo una coleta a la altura del flequillo y la tinto completamente, la enjuago y me volvió a poner otro tinte diferente en las puntas, luego me lavó todo el pelo y me lo nutrió, estaba asustada porque ni siquiera sabia que ne estaba haciendo -¿Rizado o liso?- me pregunto la peluquera con esa enorme sonrisa deslumbrante otra vez, liso lo llevo siempre y ne recuerda a mi pasado -Rizado- ella quito la humedad de mi pelo, me puso una ampolla y espuma para después empezar a secarlo con el secador, a medida que lo iba secando me daba cuenta de lo que me había hecho, me había hecho las californianas muy naturales en mi pelo castaño oscuro y las puntas eran mas rubias, ahora se me rizaba naturalmente porque no tenia mucho peso, al verme en el espejo sonreí, me gustaba lo que veía después de mucho tiempo, le pagué a la chica y salí de la peluquería. Cuando volví a pisar la calle ya no llovía, me sentía mejor y había olvidado todo, cogí mi teléfono y borre el numero de Yavé, gracias a dios solo me sabia el principio 604 43 y después creo que iba 30 o algo así, no lo recuerdo, tampoco quiero recordarlo, mirar su en linea todo el tiempo y preguntarme con quien estaría hablando dolía mas de lo que pensaba, puse mis audífonos y empecé a escuchar música muy bailable, que empezó a inundar mi cuerpo y pensé ¿Abra fiesta hoy?, cogí mi teléfono y le envié un mensaje a Dulce.

RESILIENCIA (Blanca Suárez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora