19📿

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La mañana estaba siendo extraña para Yoongi, desde que puso un pie en la estación, todos los que allí trabajaban se le quedan mirando mientras murmuraban, tal y como lo hicieron cuando llegó a aquel lugar por primera vez, y quizá-y solo quizá-podría estarse equivocando, pero su instinto le decía que lo que sea que estuvieran cuchicheando como ancianas de barrio, estaba relacionado con Jimin. Había sido así aquella vez, y esta, no era muy diferente.
Bueno, qué más daba, al final del día ellos eran más extraños que su compañero, y de paso le caían pésimo.

Terminó de doblar la esquina y abrió la puerta de su oficina. Jimin ya se encontraba ahí y algo en él captó poderosamente su atención.

—¿Qué es lo que tienes en tu cabeza? —preguntó sin haberse movido de su lugar.

Jimin vestía una campera de tela impermeable verde militar, un jean negro y un par de botas acordonadas color caqui. Nada fuera del estilo de su compañero, pero había algo en su vestimenta que era bastante llamativo, protegiendo el cabello azul de su compañero, estaba esta gorra blanca con orejas de conejo y dos orejeras largas con un bolsillo al final para que pudiese proteger sus manos en los días de inverno.

—¿No es lindo? Mi primo me la envió esta mañana. Estuvo visitando una feria con mis tíos y creyó que me quedaría bien. Además, mira esto, —indicó pulsando las orejeras, haciendo que las orejitas en la parte superior de la gorra comenzaran a rebotar de arriba hacia abajo una y otra vez cuantas veces Jimin las apretase—, no sólo me queda bien, es el mejor gorro que haya tenido jamás, —Sonrió de oreja a oreja genuinamente contento por su nueva adquisición.

—Así que es por esto que los demás estaban murmurando —dijo Yoongi entrando finalmente a la oficina y colocando la bolsa del desayuno sobre el escritorio.

Jimin se encogió de hombros. Honestamente había pasado por alto todo lo que dijeron sobre él, no era como si le importase de todas formas. Por otra parte, él creía que la mejor reacción había sido la de Minki, el hombre no había dudado en hacer un gran escándalo de ello llevándolo todo hasta el capitán, quien, por cierto, no entendió el porqué de su exabrupto ya que, a su parecer, aquel simpático gorrito no tenía nada de malo. Sí, era un detective, pero ¿y qué? En su departamento sus muchachos podían ir vestidos como quisieran, a la mierda los rígidos protocolos de vestimenta, mientras fueran hombres y mujeres calificados y competentes en sus labores, vamos, podían ir vestidos hasta de caperucita roja, y Jimin, como todo buen empleado, apoyaba fielmente las creencias y políticas de su jefe.

—En fin ¿cómo te encuentras? —Recostandose en su lugar, Yoongi le dio el primer trago a su café.

—No hay nada que un baño de agua caliente y unos analgésicos no solucionaron ¿Y qué hay de ti? Imagino que después de este viaje has tenido mucho en que pensar. Oh por dios este rollo de canela está delicioso. —Jimin se derritió sobre su escritorio en un profundo gemido gustoso al sentir la canela en su paladar junto al glaseado.

—Supuse que te gustaría. —Yoongi sonrió satisfecho por mantener contento a su compañero.

—Son mis favoritos.

—Puedo verlo —dijo burlón viendo las mejillas de su compañero llenas, y con azúcar en las comisuras de su boca— Es Minki. —Anunció viendo el identificador de llamadas— ¿Sargento? ¿Qué? ¿Dónde? Si, estaremos ahí de inmediato.

—¿Qué tenemos? —preguntó Jimin una vez que su compañero terminó con la llamada.

—Un posible suicidio en el 5 de la calle Dongjak.

—¿Puedo llevarlos? —Volvió a preguntar, abrazándose a la bolsa de los rollitos de canela.

—Si le haces migas a mi auto, las juntas con la lengua. Primer y único aviso Park.

📿D A R K N E S S 📿 Vol.I ||YM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora