17📿

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Desde el momento en que descubrió que había espíritus naturales involucrados en ese caso, Jimin fue consciente de que las cosas no serían sencillas de resolver, sin embargo, ese conocimiento no evitó la sorpresa que sintió al ver como una gigantesca masa de energía negativa arremetía contra la barrera con toda su furia. Sus ojos estaban abiertos con horror, fijos en semejante escena.

—Hay que joderse.

Tarde se dio cuenta de que se equivocó, erróneamente había pensado que solo bastaría colocar la barrera de protección para que lo de afuera no entrase ni lo de adentro saliese, iba a ser falta mucho más que una barrera para resolverlo. Debía mantener la barrera firme tanto como pudiera si quería salvar el culo de todos, sería una cuestión de un milagro que sobrevivieran a algo así.

Jimin volvió a sentarse, ya no podía contar con los escudos protectores de su cuerpo, por lo que esperaba que su propia energía espiritual realmente bastara para detener o retrasar a esa cosa. Fue en cuestión de segundos que comenzó a sentir una extraña calidez recorrer por su rostro y seguido a eso un característico olor metálico se hace presente.

Es entonces que entiende que su nariz había comenzado a sangrar debido al esfuerzo que estaba realizando. A causa de eso, ya no estaba seguro de cuanto más podía aguantar, pero sabía que debía seguir. En tanto, los golpes contra la barrera fueron cada vez más constantes y más feroces, podía verla y oírla resquebrajarse, y si eso ocurría, nada podría evitar la catástrofe inminente y lo de la noche anterior, solo habría sido un juego para niños.

La entidad rugió feroz, haciendo temblar la tierra bajo sus pies, asustando a los pájaros y posiblemente a cualquiera que estuviera lo suficientemente cerca para sentirlo. Un golpe más y la barrera se rompió como si se tratase de un delicado cristal.

Jimin maldijo por lo bajo, apenas y tenía fuerzas suficientes para mantenerse consciente, su cuerpo era como una gelatina, no era capaz de sentir sus extremidades, no obstante, su cerebro se negaba a apagarse, la imagen Yoongi y el señor Im estaba instalada en su cabeza como un tatuaje hecho a fuego, no podía morir, no todavía, debía mantenerlos a salvo y cumplir con su jodida promesa.

Un golpe fuerte y directo contra el suelo lo mandó a volar, cayendo de cara contra uno de los árboles, se sintió aturdido a causa del impacto, pero, sin embargo, era tan necio que aun en ese estado se puso de pie nuevamente. Él no se iba a dejar ir sin antes dar una pelea digna, morir...morir para él no era nada, no le temía a la muerte ni lo que había del otro lado, incluso si las cosas que veía eran lo suficientemente aterradoras como para dejar terribles marcas psicológicas, pero todavía no era el momento. El cielo o lo que sea que estuviese aguardando su llegada tendría que esperar, porque morir no estaba en sus planes, por el momento.

Corrió, corrió tanto como pudo para mantener a esa cosa alejada de los cultivos y de las viviendas. En cuanto a aquel ente, parecía estar dotado de cierta inteligencia, ya que cuando notó que se estaba alejando de las casas se dio media vuelta y retomó su camino anterior.

—No, no, no, maldición ¡Vuelve aquí maldita cosa! —gritó yendo detrás de ella.

—No, no, no, maldición ¡Vuelve aquí maldita cosa! —gritó yendo detrás de ella

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📿D A R K N E S S 📿 Vol.I ||YM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora