📿D A R K N E S S 📿 Vol.I ||YM||

12📿

Jimin se mordió el labio y apretó sus ojos con fuerza para no llorar, no, él no iba a hacerlo. Desde un principio, él ya sabía esa podría ser la reacción de Yoongi apenas terminase de hablar, no obstante, pensar que pudo decepcionar de alguna manera a su compañero le sentaba como una piedra del tamaño de Corea en su estómago.

¿Por qué siempre debía ser así? ¿Por qué nunca cabía la posibilidad de creer en él? Bien, no era culpa de la gente tener esa reacción tan natural ante las cosas extrañas que mayormente no tenían explicaciones lógicas, lo sabe, el miedo y la incredulidad eran reacciones completamente normales, racionales y válidas del ser humano ante una situación específica.

Inspiró profundamente y luego exhaló de la misma forma, debía calmarse y olvidarlo. Él fue sincero y si Yoongi lo creía un demente pues que así fuera, él no podía cambiar su naturaleza ni tampoco la forma de pensar de su compañero.

Lástima, después de mucho tiempo él creyó que al fin había encontrado a alguien que pudiese ser un amigo, al parecer, se equivocó.

El resto del camino fue acompañado únicamente por el sonido de los grillos y algún que otro animalillo salvaje, ninguno se atrevía a romper el silencio que había entre ellos, Yoongi por seguir enojado con todo en general y Jimin porque no tenía nada más que agregar o explicar, ni siquiera tenía ánimos de decir alguna tontería para alivianar el ambiente tenso y frío.

A la distancia, la casa del señor Im pudo distinguirse entre todas las demás por ser más grande, justo como Taehyung le había descrito. Una vez frente a la puerta, Jimin se impulsó hacia adelante y tocó un par de veces con la fuerza necesaria para que el dueño de casa supiera que ya estaban allí.

Esta se abrió dejando ver a un hombre robusto y grande, su cabello corto estaba entrecano y aunque su expresión facial denotaba amabilidad lucía bastante agotado, sus pequeños ojos parecían estar irritados y grandes bolsas negras estaban de intrusas por debajo.

—¿Sí?

—¿Señor Im? Soy Park Jimin, usted llamó a mi amigo Kim Taehyung solicitando nuestra ayuda.

—¡Oh, por supuesto! Pase por favor. —invitó haciéndose a un lado para dejarlos ingresar a sus terrenos.

Fue cuando Jimin entró que el señor Im reparó en la existencia de Yoongi, quien aguardaba de pie detrás de su compañero. El hombre no pudo evitar expresar su confusión y curiosidad con respecto a su presencia.

—Él es mi compañero, Min Yoongi. —Los presentó Jimin cuando se dio cuenta de eso.

Ambos se saludaron con una corta reverencia.

—Señor Park, el señor Kim me ha dicho que puede ayudarme a resolver este problema, usted podrá ¿verdad? Los plantíos y el trabajo de muchos hombres dependen de eso.

El pobre hombre de verdad estaba muy afectado por lo que fuera que estuviera pasándole.

Yoongi se mordió la lengua para no decir nada fuera de lugar. La situación le parecía por demás absurda y las ganas de decirle al hombre que todo era una gran tomadura de pelo, picaba en la punta de su lengua.

De verdad, no podía creer que Jimin fuese de esos falsos espiritistas que iban por ahí jugando con los problemas de las personas, un completo estafador y eso era lo que más le dolía, todo lo que se había formado sobre su compañero se hizo añicos en menos de un segundo, y a pesar de que en verdad quería darse la vuelta y regresar a casa, decidió quedarse a ver el espectáculo, ver con sus propios ojos lo ruin que podía llegar a ser una persona, alguien en quien creyó y quiso confiar.

—Haré todo lo que esté a mi alcance. Pero antes necesito que me cuente todo lo que ha ocurrido hasta el momento y con lujo de detalle. —Pidió Jimin con una sonrisa amable.