23📿

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Afuera hacía un bonito clima, el sol estaba en su punto más alto ese día, y con su luz bañaba cada rincón del exterior y de aquellas casas cuyas cortinas estaban corridas con el único propósito de que la luz natural las iluminara, no obstante, en una de ellas las cortinas estaban cerradas, impidiendo cualquier rastro de calidez ¿y para qué le serviría si de todos modos su ser estaba frío y sin vida?

Sus ojos alicaídos estaban perdidos en la nada, apagados, como si su dueña no encontrase ningún consuelo en el mundo que le devuelva ese brillo característico de la vida. Estos, con los vestigios de haber estado llorosos, observaban la imagen de una joven muchacha que sonreía con toda la felicidad que tenía dentro al hombre junto a ella y que había salido de sus más anhelados sueños.

Sueños que se desmoronaron cual castillo de arena, de pronto y sin aviso. El rencor y el odio que habitaban en su corazón hacia esa persona fue lo suficientemente grande como para clavarle repetidas veces el corta cartas que empuñaba con firmeza entre sus delicadas y temblorosas manos.

Ella había estado sufriendo por largos años, y en su juicio obnubilado por la oscuridad de su alma, oía voces susurrante en su cabeza, estas, san siniestras y etéreas como se presentaban en un gélido susurro a sus oídos, le decían una y otra vez, que alguien debía pagar por todo el dolor que sentía en esos instantes, que alguien debía ser el receptor de todo el amargo sufrimiento que pudría su corazón.

Y con una sonrisa en su perlado y demacrado rostro que demostraba el desequilibrio de su psiquis, supo exactamente quien sería esa persona.

Por otra parte, siendo ignorantes a cualquier hecho malévolo creado por mentes perturbadas, los detectives estaban poniendo su plan en marcha

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Por otra parte, siendo ignorantes a cualquier hecho malévolo creado por mentes perturbadas, los detectives estaban poniendo su plan en marcha.

Jimin había aprovechado su conexión con los espíritus que habitaban en su casa para hacer su primer movimiento. Ellos serían sus ojos y odios, vigilando a la señorita Lee en su lugar hasta que pudieran obtener un espacio libre en su agenda. Una jugada maestra considerando que, si todo salía bien, la mujer nunca se enteraría que le estuvieron poniendo los ojos encima.

Sin embargo, esa no era la única preocupación de Jimin, todavía debía hacerse cargo del asunto de Yoongi, siendo más que consciente de que la única persona que podía ayudarlo a tener una respuesta a eso, era su abuela, no obstante, y pese a que eso era lo más acertado que podía hacer dadas las condiciones actuales en las cuales se encontraba, temía en hacer contacto con ella sobre el tema. Le preocupaba que su extraña condición, fuese un impulsor para que su compañero le pidiese abrir su tercer ojo. Jimin era plenamente consciente de que Yoongi tenía todo derecho a elección, y a saber que estaba pasándole. Mierda, él sabía que debía confiar en Yoongi, y más cuando no dudaba de que era una persona perfectamente capaz de arreglárselas solo, pero no podía evitarlo, no podía evitar preocuparse por él, porque Jimin más que nadie sabía que una vez abierta la puerta de la mente, ya nada podría volver a cerrarla, y no quería que su compañero saliese afectado por todo lo que conllevaba ser plenamente consciente del mundo espiritual.

📿D A R K N E S S 📿 Vol.I ||YM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora