VACACIONES DE INVIERNO.

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ACLARACIONES PARA LA LECTURA.

1.- Algunos capítulos tendrán partes que sean narradas desde la perspectiva de Jack, Elsa o su mequito xd.

2.- Enar es el nombre original del morrito, sin embargo, ahora tendrá el nombre de "Eidan" (esto lo explicaré después, pero ajá xd). En las narraciones pondré "Enar/Eidan" para que no haya problemas.

3.- Algunas cosas están explicadas a lo típico de Estados Unidos (porque ajá, nunca he visto una historia ambientada en México jsjsjs xd), tuve que hacer algunas investigaciones, pero si en algo me he equivocado pueden decirme para poder cambiarlo 😉.

Sin más, los dejo con el capítulo.

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12 años después.

Enar/Eidan.

—¡Buenos días! —las persianas se abrieron enfrente de mi rostro dejando entrar la luz del sol.

—¡Mamá! —grité tapándome mi cara con las sábanas— ¿Por qué abres las persianas?

—¿Qué no es obvio? Quiero ver la luz entrar a tu cuarto, es el único lugar de la casa aparte del ático que está oscuro —justificó mi madre.

—Déjame dormir.

—No, llegas tarde al último día de clases —dijo.

—Por más razón, mamá, no hacemos nada —reclamé— prefiero quedarme en cama jugando y durmiendo hasta tarde —descubrí mi cara y la miré—. No entiendo cómo te levantas tan temprano para el último día de clases cuando el primer día te levantaste dos horas tarde.

—Admito eso, pero al menos haré que no tengas mala reputación el último día de clases —besó mi frente—, toma una ducha, vístete y te espero abajo con tu desayuno.

—Está bien —la observé caminando a la puerta— te quiero mamá.

—También te quiero cariño —sonrió y salió de mi cuarto.

Miré la hora y volví a recostarme para dormir otros minutos, pero se arruinó cuando mi madre puso a todo volumen su música, no puedo quejarme, tenía buenos gustos musicales, pero odiaba que estuviera tan alto.

Después de tomar una ducha, salí a vestirme a mi habitación.

—¡Mamá! ¿¡Es necesario ponerme ropa térmica!? —pregunté gritando.

—¡Sabes que sí! —respondió.

—¡Bien! —bufé—, odio usar esto —tomé un suéter que tenía pinta de ser térmico sin serlo.

Terminé de vestirme y caminé a la ventana y miré el ambiente congelado. Sonreí, amaba el clima, el invierno me hacía sentir cómodo, en cambio, la primavera siempre me causaba resfriados.

Comprobé que tuviera bien puesto mi collar de cristal, tomé mi mochila, junto mi celular y audífonos; salí de mi habitación y bajé las escaleras para dirigirme a la cocina.

—¡Eso huele bien! —grité antes de bajar el volumen a las bocinas.

—Lo sé —respondió mi madre sacando los huevos estrellados del sartén—, hijo, por favor ayúdame ¿Puedes sacar la carne del congelador?, parece que congeló de más y simplemente no puedo sacarla.

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora