CANSANCIO.

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Jack.

—¿Están seguros de mantenerlo en privado? —preguntó Kristoff mientras todos estábamos sentados en el comedor.

—Sí, no queremos a nadie más que las personas que convivieron con él —respondí con voz ronca.

—¿Jaime ya avisó a sus amigos? —negué—, creo que debería hacerlo.

—¿Cómo les explicamos esto? Inventaremos más cosas... —dije soltando un suspiro.

—Mentiras y más mentiras... Por eso es que ocurrió todo... —Elsa murmuró a mi lado.

—Elsa... —la miré y ella se levantó de la silla.

—Ya mentimos sobre su ausencia durante años ¿Qué más da mentir sobre su muerte? —dijo furiosa antes de salir del comedor.

—Sigamos en este plan... Iré con ella —anuncié antes de levantarme e ir tras Elsa.

Cuando salí del comedor, Elsa ya no estaba, deduje rápidamente que fue hacia la habitación de Enar pues ahí ha pasado estos últimos días. Llegué al cuarto y di varios toques en la puerta, sin recibir respuesta aún me atreví a entrar.

—Supuse que estabas aquí —murmuré entrando a la habitación. Elsa estaba sentada sobre su cama, abrazaba a Sir. Jorgenbjorgen y cubría sus hombros con la chalina azul y así como hace unos años, abrazaba un montón de ropa de Enar.

—Quiero estar sola... —musitó. Cerré la puerta y me acerqué a ella— ¿Qué acaso no entiendes, Frost? —me miró molesta con sus ojos cristalizados—, déjame sola.

—No lo haré... —me senté frente a ella en la silla que había en la habitación—, no voy a dejarte sola...

—No deseo escuchar tus sermones —suspiró y noté una lágrima salir de su ojo—. No está, Jack... Mi bebé no está...

—Lo sé... —susurré—. Lo extraño...

—También yo... ¿Hicimos todo esto para qué?, lo pe-perdimos... —abrazó con fuerza el peluche y la ropa—, ¿Por qué no pudiste atraparlo..? —cuestionó y bajé la cabeza rápidamente.

—Lo intenté... —respondí y ella resopló.

—No fue suficiente —la miré indignado—, no me veas así, sabes que pudiste acabar con él.

—Hice todo lo que tenía a mi alcance, tal vez si tu me hubieras ayudado podríamos haberlo acabado —repliqué.

—Elegiste malas palabras, Frost —me miró molesta.

—Y aquí vamos de nuevo —me levanté de la silla—. Entiendo lo que estás sintiendo pero eso no te da derecho a darme toda la culpa de lo que pasó.

—¿Lo entiendes? Si claro —dijo molesta—. Por supuesto que tienes la culpa, tenías a Pitch enfrente de ti y no hiciste nada ¡Te quedaste inmóvil sin mover un solo dedo!

—¡Si atacaba lastimaba a Enar y no vengas a decirme que no sé cómo te sientes porque si te entiendo! ¡Era también mi hijo, Elsa! —repliqué gritando.

Un silencio se generó entre nosotros, era la primera vez en años que sentía una tensión e incomodidad en un silencio. Con Elsa todos los momentos eran agradables, así habláramos o no, pero ahora tras lo sucedido parecía que tras cada silencio solo nos rompemos más.

—No pienso discutir contigo... —dije antes de caminar hacia la puerta y salir de la habitación.

Caminé decidido hacia la puerta del castillo cuando Anna me detuvo del brazo.

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora