INTENTAR.

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Enar/Eidan.

-¿Sigue vivo? -escuché a alguien murmurando.

-Su pecho se eleva, seguro sigue respirando.

Abrí los ojos y vi a una pelinaranja y una niña rubia encima mío.

-Puedo decir ¿Qué están haciendo? -pregunté mirándolas.

-¡Está vivo! -ambas gritaron y se levantaron bajando de la cama.

Me senté en la cama sin dejar de mirarlas, últimamente han tratado de acercarse más a mí. Estos días no he convivido con las personas, aún me siento fuera de lugar, sin embargo comienzo a adaptarme.

-¿Y bien? ¿Bajarás a desayunar con nosotros? -preguntó la niña rubia.

-Es un gran día, podemos salir a caminar y...-siguió la chica pelinaranja antes de ser interrumpida por la niña rubia.

-¡Conocerás el establo! -dijo entusiasmada la pequeña rubia.

-¿Puedo pedir un poco de privacidad? -murmuré abrazando las cobijas.

-¿¡Quieres más!? -gritó la niña pelinaranja.

-Idona, Kathleen -escuchamos un reclamo proveniente de la puerta- ¿Pueden dejarlo en paz?

-Pero papá -dijo Kathleen, la niña rubia.

-Vayan al comedor ¿Quieren? -el hombre rubio les habló a sus hijas-, pronto comenzará el desayuno y es una órden.

-Ash -ambas chicas salieron de mi habitación.

-Gracias -murmuré mirándolo- Kris... -traté de acordarme de su nombre.

-Kristoff, puedes llamarme solo Kris, es más fácil ¿Puedo entrar? -asentí-, gracias ¿Cómo dormiste?

-Bien, gracias -suspiré- ¿Quieren que baje con ustedes a desayunar, verdad? -pregunté mirándolo.

-En el mejor de los casos, sí, pero si deseas quedarte aquí podemos mandarte el desayuno va la habitación -hizo una leve pausa- aunque, si me permites darte un consejo, intenta salir y conocer el lugar. Sé que te sientes fuera de lugar, pero intenta darle una oportunidad, al final estarás aquí por un largo tiempo.

Medité por un momento la situación, era cierto, aún no sabía cuánto tiempo me quedaría aquí, sinceramente mis energías sociales disminuyeron demasiado y no me siento con los mejores ánimos para socializar. Pero Kristoff tiene razón, debo darte una oportunidad al lugar, tan solo debo intentarlo.

-¿Es obligatorio que vista como ustedes? No estoy diciendo que es mala ropa, solo... Me siento más cómodo usando mi ropa -apreté los labios.

-No es necesario, usa lo que te haga sentir cómodo.

-Gracias... En un momento bajo -murmuré.

El salió de mi habitación y yo me dispuse a alistarme.

(...)

-¡Miren quien bajó! -gritó la chica pelinaranja, Idona.

-Idona -su madre recriminó Anna, la reina.

-Lamento bajar hasta ahora y asistir así de la nada... -murmuré viendo como ellos se sentaban en lugares específicos del Gran comedor.

-No te preocupes, eres bienvenido siempre que quieras, toma asiento -dijo Anna con una sonrisa.

Sinceramente no he tenido mucha interacción con la reina Anna, amablemente ella pidió que le llamara por su nombre, reina le parecía algo agobiante.

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora