FESTIVAL.

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Enar/Eidan

—¡Elsa me veo ridículo! —noté por la ventana como Elsa y Jack peleaban por la ropa que usaba él. 

—Te ves como un acosador —escuché a Idona entrar a mi cuarto. 

—No es mi culpa que la ventana esté junto al patio del castillo —respondí sin dejar de verlos. 

—Normalicemos estar descalzos y dejar de vestir formales —escuchamos a Jack quejarse y ambos reímos. 

—Le pedí a Anders que organizara un conjunto de ropa para tí —volteé a verla con una mueca—, tu aceptaste la idea de Olaf —excusó. 

—Odio vestir formal —gruñí y caminé hacia ella tomando el monto de ropa—, ni se te ocurra espiar, metiche —ella hizo su cara de indignación y caminé hacia el vestidor de la habitación. 

Y en definitiva, me veía ridículo con la ropa. 

—¿Es muy necesario que deba usar las botas? —pregunté desde el vestidor. 

—Sí, no hay excepción —respondió— ¡Agradece que no debes usar tacones! 

—Odio usar botas —murmuré saliendo del vestidor. 

—Te ves ridículo —comentó Idona riéndose. 

—¿Puedes dejarme en paz? es solo ésta ocasión —repliqué.

—Y vas a verte más ridículo —tomó una franja de tela y la puso alrededor de mi cintura—, y colócate el chaleco, le da un estilo más Arendelle ¿sabes? —dijo poniendo el chaleco en mis manos.

—Normalicemos dejar de vestir formales, concuerdo con Jack —respondí abriendo la puerta, ambos salimos de mi habitación y caminamos hacia las escaleras— ¿Cómo crees que deba actuar? 

—No entiendo tu pregunta —me miró confundida. 

—Ya sabes, sigo procesando que Elsa es mi madre biológica y hace unos días reaccioné de forma errónea... Negué que era su hijo pero yo no sabía nada, y por ahora no quiero decirle que conozco la verdad, quiero esperar un poco —comenté mientras bajábamos las escaleras. 

—Conozco a mi tía Elsa, antes de que tú puedas pedirle perdón ella lo estará pidiendo —suspiró—, tan solo discúlpate por la forma de cómo reaccionaste y comienza a decirle cosas, yo que sé —levantó los hombros. 

—¿Normalmente como se comporta en éstas fechas? —pregunté. 

—Aparenta estar alegre pero siempre estaba con la mirada pérdida, es el día que naciste después de todo. 

—Y supongo que ahora no será sencillo para ella verme aquí y que yo no "recuerde" nada —suspiré cuando terminamos de bajar las escaleras—, espero todo salga bien. 

—No pasará nada... Cambiando de tema, tal vez no lo notaste hace rato, dejé una caja de madera sobre tu cama, es un pequeño regalo de cumpleaños —comentó mientras sonreía un poco. 

Agradecí y ambos salimos del castillo. Fuera del castillo, la música era excesivamente alta como la risa de los pobladores. "Odio estar rodeado de personas" pensé mientras salíamos del castillo. 

—¡Idona! —vimos a Kathleen acercarse a Idona— ¡Vamos, tenemos que ver a los músicos! —brincaba emocionada mientras jalaba de la mano de su hermana. 

—Sálvame —murmuró en bajo Idona, ella forcejeaba con Kathleen. 

—Lo siento, no tengo trato con los niños —noté a lo lejos a Elsa—, además tengo otras cosas que hacer. Suerte. 

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora