NEGAR.

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Elsa. 

—¿Crees que sea buena idea? —escuché a Olaf—, dijiste que aún no era tiempo.

—Yo sé lo que dije Olaf —murmuré sin dejar de ver la pintura de mis padres—, pero si lo ponemos en ese contexto ¿Cuándo será tiempo?

—¿Pero era necesario hacerlo una semana antes de su cumpleaños? —preguntó Olaf. 

—Hubiera sido peor en su cumpleaños ¿Qué crees que pensaría cuando las fiestas de otoño y su cumpleaños es el mismo día? Posiblemente lo vea como una coincidencia, pero comenzaría a levantar sospechas... Además, no sabemos que pueda hacer Pitch. 

No voy a mentir, mi cabeza va a explotar en cualquier momento. He dado mil y un vueltas al asunto e intentar buscar una forma de cómo hacer que Enar sepa la verdad. Jamás creí que un secreto fuera tan peligroso.

—Sí tu dices que es buena idea, está bien —comentó— ¿Cómo le dirás?

—Ya sabré cómo manejarlo, espero —contesté y caminé a la habitación de mi hijo. 

Al llegar di varios toques a la puerta, noté como una leve escarcha quedó como rastro. Tomé aire profundamente y eliminé la escarcha, es obvio que estoy nerviosa.

—Adelante —escuché y abrí la puerta viéndolo sentado a lado de la ventana con un libro en sus manos. 

—¿Tienes unos minutos? Me gustaría hablar contigo de algo importante —pregunté desde la puerta. 

—Se ve importante, estás jugando con tus manos —comentó y miré rápidamente mis manos—, no te preocupes, también hago eso... me ayuda mucho pensar en cosas que me diviertan, mi madre decía que hiciera eso para calmarme —dejó su libro a un lado y fue hacía mí.

—Eso haré, gracias. Acompáñame —esperé a que saliera de su cuarto y caminé con el hacia la biblioteca— ¿Cómo sigue tu cabeza? 

—Casi no duele, es como si me hubieran golpeado con una piedra —pasó su mano por dónde fue el golpe. Aún recordé el rostro avergonzado de Jack cuando me contó que tuvo que golpear su cabeza con el callado—, gracias por preguntar, aún no recuerdo bien qué pasó. 

—Pronto bajará el dolor —murmuré— ¿Alguna vez te preguntaste sobre el origen de tus poderes? —pregunté. 

—Siempre me lo he preguntado, desde que tengo uso de razón —respondió—, mi madre jamás supo de dónde provenían mis poderes, ella dijo que tenía miedo a llevarme a un médico, no sabía que podían hacerme, así que eligió por enseñarme ella, aunque sinceramente jamás supe cómo es que encontró la forma de ayudarme, en internet no hay información. 

—Yo tenía la misma duda, mis padres no sabían de donde provenían mis poderes, además la situación del reino no era lo mejor —noté su cara de confusión—, el reino odiaba la magia por un conflicto que hubo años antes, cuando mis padres eran niños. Su única opción fue mantener en secreto mis poderes —comenté. 

—Tuviste la misma historia que yo —murmuró. 

—Algo así —suspiré—, yo tuve que reprimir mis poderes porque salían de control sin contar que lastimé a mi hermana —llegamos a la biblioteca y abrí la puerta para ambos— fue bueno que tu madre no dejara que reprimieras tu magia, habría sido bastante desesperante y frustrante para tí —me adentré a la biblioteca y él siguió después de mí. 

—No me imagino... era desesperante no saber que hacer, pero siempre encontré manera de controlarme... ¿Para qué vinimos a la biblioteca? —preguntó y mis manos comenzaron a sudar al igual que sentí mi pulso acelerarse. 

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora