VERDAD Y MENTIRA.

282 45 45
                                    

Dato curioso: llevo más de dos malditos años escribiendo "Atohallan" y no es así, se escribe "Ahtohallan" 🤡. En fin, disculparan las veces que escribí "Atohallan".

Y no es "Yelena" es "Yelana" ADJKNAJS. Pendeja tenía que ser, bueno. 

De una aviso que el capítulo es largo.

Enar/Eidan.

—¡Pensé que los lobos te habían devorado! —gritó Olaf viendo como entraba por la ventana y tapé su boca llenándola de nieve.

Por suerte había logrado llegar antes del amanecer y por lo que pude notar nadie vino a molestar a Olaf toda la noche. Ahora sinceramente me siento cansado después de haber visto todo eso en Ahtohallan.

—No me pasó nada y no grites ¿Entiendes que pueden escucharte? —pregunté cerrando la ventana. Quité la nieve de su boca y empecé a quitarme la sudadera que llevaba.

—Lo siento, temía lo peor, es peligroso estar afuera, ya he sido perseguido por dos manadas de lobos hambrientos —comentó.

—¿Lo acabas de inventar?—lo miré enarcando una ceja.

—¡Lo digo en serio! La primera vez me persiguieron porque mi nariz era una salchicha y la segunda me perseguían con un pastel de fruta —explicó sentándose sobre el pequeño escritorio que había y jugando con un par de tintas.

 —Claro... lo que digas —asentí apretando mis labios. Sinceramente sus historias son bastante... creativas.

—Por cierto ¿Encontraste algo? —preguntó y suspiré tirándome a la cama boca abajo.

—¿Qué debo creer? —murmuré pegando mi rostro a la almohada.

—Lo que sea más creíble —respondió. Reí en bajo a su respuesta, normalmente responde esa manera y aunque suene tonta llega a tener cierto grado de razón.

Escuchaba como poco a poco las palabras de Olaf se hacían cada vez más lejanas, tan solo me dediqué a cerrar los ojos.

 (...)

Dos toques sonaron en la puerta despertándome. Miré a mi alrededor y Olaf estaba estirándose, parece que durmió al mismo tiempo que yo. 

—¿Si? —pregunté en alto mientras tallaba mis ojos. 

—Disculpe si lo desperté —escuché a una mujer, era una sirviente del castillo—, su majestad Elsa me pidió que trajera su desayuno.

Miré la hora y tan solo había dormido tres horas, nada reparadoras pero es lo que había. Me levanté para abrir la puerta.

La mujer entro a la habitación y dejó el desayuno dónde estaba Olaf.

—¿Olaf? —escuché la voz de Idona acercándose—, oh, buenos días —saludó viéndome— ¿Tienes idea de dónde está Olaf?

—¡Estoy aquí! —gritó Olaf antes de que pudiera responder.

—Qué alivio, mi madre estaba preocupada, pensó que habías salido del castillo —explicó.

—Con su permiso majestad —dijo la mujer dirigiéndose a Idona y saliendo de la habitación.

—Me quedé con Eidan toda la noche, su habitación es bastante curiosa —respondió Olaf. Al menos me está cubriendo.

—Es cierto —murmuré mirándola y de repente, muchos recuerdos llenaron mi cabeza, y de una forma comencé a sentir algo familiar en Idona y a su vez tristeza.

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora