COMPAÑÍA.

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Elsa. 

—¿Ahora que harán? —preguntó Jaime sentándose en uno de los sillones—, claro además de hacerle compañía.

Jack y yo seguíamos en la casa de Erika. Acariciaba el cabello de Eidan, su cabeza estaba sobre mis piernas y su cuerpo ocupaba el resto del sillón, él estaba durmiendo. 

—Lo más lógico sería llevarlo a Arendelle de nuevo, pero él es capaz de decidir si quiere volver o no —respondí sin dejar de acaricia su cabello. Tras tanto tiempo sin hacer esto, es realmente extraño, pero muy reconfortante. 

—¿Ya sabe que son sus padres? —Jack y yo nos miramos y ambos negamos a la pregunta de Jaime. 

—Si lo sabe, pues tiene una gran habilidad para fingir bien —comentó Jack. 

—Tal vez, suene raro lo que diga... Pero creo que es mejor no comentarle nada —ellos me miraron confundidos—, después del incidente con Pitch creí que era momento para contarle todo, pero no resultó muy bien.

—Bueno no tuviste mucho tacto —comentó Jack y recibió un golpe con la almohada de parte de Jaime— ¡Eso duele! 

—Shhh —Jaime y yo callamos a Jack. 

—Tú hijo está durmiendo, de verdad no puedo creer que seas padre —comentó Jaime. 

—Soy un padre increíble —bufó Jack cruzándose de brazos y meditó por un momento—, omitiendo algunas cosas, claro —mordió su labio—, volviendo al tema, no podemos esperar que acepte la verdad de un día para otro, es un proceso.

—Estoy consciente de eso, pero seamos realistas, pasó más de doce años con Erika y ella fue su familia entera, su madre... —sentí mi voz quebrarse—, aunque le digamos todo él seguirá aferrado a este lugar... 

Antes podría seguir creyendo que en algún momento todo cambiará y seríamos una familia, pero jamás analicé las cartas que tenía sobre la mesa. Eidan había pasado casi toda su vida en un mundo diferente, Erika era su madre y él seguirá con esa idea. 

Y aunque no quiero y jamás llegué a pensarlo, nunca podría tomar el lugar de Erika. 

—Olvidemos que él alguna vez fue Enar y nuestro hijo... Tenemos a Eidan, aprendamos de él —mordí mi labio, claramente me dolía. 

—Creí que yo decía las tonterías en la relación —dijo Jack—, nos estamos precipitando... Tal vez todo pueda cambiar. 

—No cambiará nada, Jack. Supongamos que le contamos la verdad y él cree en todo, nos odiará por haberlo alejado —su semblante entristeció—. Estoy bien con solo tenerlo en Arendelle y cerca de nosotros... al menos no estaremos viéndolo por una esfera de Norte. 

—Piensen en esto más adelante ¿Si? —intervino Jaime—, por ahora no creo que sea correcto tocar ese tema con él —aclaró su garganta— ¿Siempre durmió así? Parece un bebé gigante. 

Observé a Eidan durmiendo. Es igual a cuando era niño; sus mejillas se sonrojaban mientras fruncía levemente los labios, sus manos siempre estaban en puño o extendía los brazos y dormía en posición estrella o fetal. 

—Pateaba mucho al dormir y siempre jalaba el cabello —complementó Jack—, no quedé calvo por fortuna. 

—Algunas cosas nunca cambian —dije suspirando. 

(...)

—¿Cuándo volverán a Arendelle? —preguntó Eidan mientras desayunaba. 

—No queremos dejarte solo, pero regresaremos cuando tu ya no nos quieras aquí —respondió Jack. 

—Quiero estar en Arendelle —murmuró—, es divertido estar allá...

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora