DOS MUNDOS II.

ENCUENTRO.

¡Antes de empezar! Una disculpa ENORME por no actualizar, quise terminar otro fanfic para poder dedicarme por completo a "Dos Mundos".

Bueno ya, capitulo de semi relleno. Bsos.

1 semana después.

Elsa.

—¿No podrás acompañarnos? ¡Solo es una paseo en caballo! —preguntó Enar haciendo puchero viendo a Jack.

—¡No hagas esa cara! —cubrió su rostro—. Será otro día, hubo un problema con Norte y Conejo.

—Siempre lo mismo —bufó Enar mientras rodaba los ojos.

—¿¡Viste cómo se comporta tu hijo!? —Jack me miró, alcé y bajé mis hombros aguantando al risa y Jack volvió a ver a Enar—. Haré lo que quieras, pero no me odies.

—Solo patea el trasero de Conejo de parte mía, me cae mal —comentó con una sonrisa maliciosa.

—Lo haré cuántas veces sea necesarias —Jack sonrió de la misma manera—. Sabiendo eso, debo irme —besó mis labios y revolvió el cabello de Enar para después salir del castillo.

—Te creí el más maduro —comenté cruzándome de brazos.

—Creíste mal —Enar me miró encogiéndose de hombros— ¿Qué esperabas? Soy la misma cosa.

—Nota mental, nunca debo hacerme expectativas —suspiré—, vámonos ya.

(...)

—Yelana es la abuela que no tuve, pero no significa que deba soportar todas las cosas que dice —me senté a su lado—. Y ella tampoco debería soportarme... Suena como una relación tóxica.

—No lo dice abiertamente, pero ella en verdad te quiere. Se encariñó bastante contigo —reí en bajo—, al único que no soporta es a Jack.

—La pregunta aquí es ¿Hay otra persona además de tí que soporte a Jack? —preguntó sentándose e inmediatamente golpeé levemente su cabeza.

—Comienzas a ser igual de irrespetuoso que él —lo miré molesta.

—Él empezó con decirme rata desde un inicio —enarqué mi ceja curiosa—, ya me contó sobre los apodos, no puedo creer que permitieras que me llamara rata.

—Supongo que esto es lo que debo pagar por hacerlos convivir más —suspiré.

Enar comenzó a carcajear y sonreí levemente. Se generó un momento de silencio en el que solo admirábamos el paisaje y escuchábamos las copas de los árboles moverse por la intensidad del viento. Aquella paz fue interrumpida cuando escuchamos cierta conmoción a lo lejos.

—Parece que proviene de las montañas —murmuró Enar sin apartar la vista de dónde venía el sonido.

Y en un abrir y cerrar de ojos, la sensación de dolor invadía de hombro. El objeto que atravesó con fuerza me hizo soltar un fuerte grito.

—¡Elsa! —Enar giró hacia mí y me miró detenidamente—, e-estarás bien...

Miré de reojo y alcancé a ver el cuerpo de una flecha cruzar de un lado a otro dejando a la vista la punta de ella. Varios caballos se acercaron a dónde estábamos.

—Fue más sencillo de lo que pensé —llegó Hans cabalgando.

—Habías tardado en aparecer —murmuré con dolor. Miré a sus acompañantes armados con espadas y arcos— ¿No pudiste venir solo? ¿El gran Hans viene acompañado para atacar a una mujer?