ENAR.

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De una vez aviso que no es lo mejor que he escrito pero, es un trabajo honesto 🤌

Elsa.

—¡Enar! ¡Cielo, abre la puerta! —tocaba con fuerza su puerta.

—Iré por las llaves —dijo Anna antes de salir corriendo en busca de ellas.

—¡Enar por favor! —intentaba a abrir el cerrojo.

Recargué mi frente en la puerta sintiéndome frustrada, escuché desde mi cuarto a Enar llorando y quejándose. Llevo aquí más de quince minutos intentando entrar a su habitación.

Forcé la cerradura en un último intento en abrir la puerta, esta dio vuelta y logré empujar la puerta. Cuando entré, él estaba ahí tumbado sobre su cama con una almohada cubriendo su rostro.

—Cariño —me acerqué a él—, ¿Sucede algo? ¿Por qué estás así? —puse mi mano en su hombro y Enar la alejó con fuerza.

—No me toques... —murmuró.

—¿Te duele algo? ¿Te sientes mal? —lo miré detenidamente y acaricié su cabello, él alejó su cabeza—, si no me dices nada no puedo ayudarte...

—¿¡Qué entiendes por no tocarme!? —gritó sentándose rápidamente en su cama, inconscientemente me alejé un paso de él— ¡Deja de molestarme, odio que me hables, odio tenerte aquí!

—Jamás me habías hablado así —murmuré mirándolo—, me preocupo por ti, por eso estoy aquí.

—Siempre hay una primera vez para todo ¿No crees? —me miró molesto—. Deja de preocuparte, no intentes ser la madre presente que nunca fuiste.

—Deja de hablar en ese tono —demandé firme—. Quiero que me expliques en este momento por qué actúas de esta manera, ahora.

—Cállate, no puedes darme órdenes —replicó y se levantó de la cama—, estoy harto de esta mentira, de que siempre tengan que ocultarme las cosas —enarqué mi ceja mirándolo—. ¿Crees que no sé lo que han estado ocultándome desde hace tiempo?

—No entiendo de qué hablas —él bufó.

—¡Sobre Pitch, Elsa! —lo miré atónita— ¿Cuánto más esperabas para decirme, ah? ¿Qué lograbas con ocultarlo? —apretó sus dientes.

—¿Qué te dijo ese infeliz? —pregunté sintiendo una rabia recorrer mi cuerpo, si tan solo tuviera a Pitch enfrente yo misma me encargaba de él— ¡Habla ya!

—¡Solo me dijo la verdad! —fruncí mi ceño—. Todo este tiempo he vivido una maldita farsa y todo fue por culpa de ustedes...

—Estás confundiendo las cosas. Escúchame, Pitch está utilizándote, tan solo te manipuló diciéndote cosas sin sentido —traté de acercarme, pero a cada paso que daba él se alejaba cada vez más—. No te dijimos nada precisamente por eso, tus emociones no habían estado del todo bien y si te decíamos esto estarías fuera de control —expliqué.

—¿Fuera de control? ¿Por qué hablas como si fuera un monstruo o una bestia a la cual deben mantener encerrada? Sabes muy bien, pero hubiera preferido mil veces saber todo en vez de tener el rompecabezas por partes —su respiración se agitó— ¡Merecía saberlo! ¡Seguía creyendo que ustedes me alejaron para protegerme de peligros inexistentes! ¡Creía que no se sentían preparados!

Escuchamos la voz de Anna acercarse, intenté ir a la puerta pero Enar la congeló con un hielo de color negro.

—No... No, no —miré el hielo y luego a él—; por favor no me digas que sucumbiste ante Pitch... —Enar mantuvo su vista fija sobre mí, su rostro reflejaba odio y tristeza, el brillo que conocía en sus ojos había desaparecido y su piel era pálida—. A-aún puedes luchar...

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora