OPCIONES AGOTADAS.

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Elsa. 

—¡Elsa! —escuché que llamaban a mi nombre desde el interior del castilo. Giré en dirección y era una nueva sirvienta del castillo. 

—¿Sucede algo? —me acerqué a ella. 

—La Reina Anna me mandó a buscarla, es hora del nuevo juicio hacia Galt —mencionó respirando agitado. 

—Gracias —caminé de forma apresurada al primer gran salón dónde se llevaría acabo el juicio hacia Galt.

Un par de guardias anunciaron mi entrada y abrieron las puertas al mismo tiempo. Entré al salón principal, realicé una reverencia por protocolo y me dirigí a tomar asiento a lado de Idona, ella estaba a lado de Anna. 

Suspiré y miré al soldado en medio del salón, pareciera arrepentido. Durante los últimos años se han registrado saqueos, robos y amenazas por todo el reino, no fue hasta que capturaron a dos hombres que participaban en todo esto. Interrogatorio tras interrogatorio llegamos hacia Galt, él es uno soldados estrella que teníamos. Para estos juicios, Anna había designado al juez quien controlaría el juicio, estaban incluidos en la deicisón algunos sacerdotes de Arendelle, pero quien tenía la palabra final era Anna.

—Está obligado a responder con toda la verdad y solo cuando se le pregunte. Sí usted miente o encontramos incongruencias con los testimonios y testigos, en automático las probabilidades de pena de muerte irán en aumento ¿Está todo entendido? —preguntó el juez acercándose al ex soldado encadenado, él solamente asintió sin levantar la mirada. La mirada del juez se dirigió a uno de los sacerdotes implicados, quien comenzó a dar su testimonio. 

—No entiendo el por qué de todo esto, solo dos personas lo mencionaron, no hay pruebas contundentes ¿Para que gastarnos en estos juicios? —Idona me preguntó en susurro—, es aburrido estar aquí.

—Calma —respondí murmurando—, en este tipo de juicios siempre se trata de encontrar relación con los sucesos, analizar la actitud corporal y la forma de cómo responde a las preguntas, todo es para encontrar incongruencias dentro de su testimonio. 

—Sí, pero si no se obtiene nada seguimos en ceros y solo perdimos tiempo, además Galt siempre ha sido fiel hacia el reino—suspiró—, ¿Qué pasaría si él no habla? —preguntó del mismo tono.

—Si guarda silencio, se declara traidor hacia el reino y se abren más juicios para proceder a pena de muerte o cadena perpetua llena de trabajos arduos —respondí de la misma forma.

—¿Y por qué mi mamá no se ve tan interesada en el juicio? —preguntó Idona. 

—Hay cosas que Galt no conoce y que tú mamá y yo sí —mencioné mirándola—, pronto te enterarás de todo. 

Idona me miró asintiendo con una cara de confusión y volvió su vista a la escena del juicio. Idona tenía la misma complexión física que Anna mientras que toda su personalidad era igual a la de Kristoff. 

—¿Por qué seguir prestando sus servicios? Pudo bien jubilarse a temprana edad y traicionarnos ¿Acaso aporta armamento ilegal? —preguntó el juez.

—Jamás traicionaría al reino, mi lealtad está con la reina y no podría dejar de ofrecer mis servicios a la corona —respondía Galt—, no soy el encargado del armamento ni de la caballeriza, no podría de alguna forma darlo a esas personas.

—Entonces ¿Por qué cree usted que ha sido mencionado por nuestros dos prisioneros? —cuestionó el juez. 

—No tengo la menor idea —tomó aire—, jamás he tenido relación con ellos, he estado al pendiente de dirigir junto con el general Mattias a los soldados que harán guardias en el perímetro del reino, solo salgo algunas ocasiones a la plaza para tomar respiros. 

DOS MUNDOS II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora