James se ajusto su capa. En el bolso comprobó que llevaba dos de la cosas que más le importaban en ese momento; Un regalo para Lily, con el cual pretendía demostrarle que su amor por ella iba más allá de un simple amor adolescente, y que a sus dieciséis años estaba preparado para comprometerse a que su relación continuara más allá del fin de su vida en Hogwarts. La otra, eran las pociones que debía suministrarle a Sirius y con las que esperaba que su amigo volviera a ser el de siempre.
Se hecho un último vistazo al espejo y fue al Gran Comedor.
Este año parecía que Dumbledore estaba más animado que nunca por la celebración de San Valentín. Las largas mesas habían desaparecido y en su lugar habían puesto mesas redondas más pequeñas. Todo estaba decorado en tonos rojos y rosas y diferentes tipos de esculturas adornaban el comedor.
Cuando dio con Lily, que por cierto estaba guapísima, fueron a sentarse en una de esas mesas, donde ya se encontraba Peter, al pobre no eran capaces de encontrarle novia y Remus, a este no le faltaban pretendientas pero prefería ignorarlas.
– Feliz San Valentín. – James felicitó a sus amigos.
Movió la silla para que se Lily pudiera sentarse.
– La cena está por comenzar y Sirius no ha llegado. – Observó Remus.
Ese día sí que no le pareció raro. Sabía que Sirius estaría con alguna de sus conquistas, es más nunca recordaba verle en la cena de San Valentín.
– Seguro que ha empezado su cena antes que nosotros. – Bromeó. – ¿Por cierto sabéis quien es la afortunada?
– Pregúntaselo a él, viene por ahí. – Indicó Lily.
Sirius no tardo mucho en encontrarles y se sentó en el asiento libre junto a James. No dijo nada y simplemente comenzó a servirse la cena que justo había aparecido en las mesas cuando Dumbledore dio por iniciada la velada.
– ¿En dónde has dejado a tu cita? – Sirius le miró extrañado. – Ya sabes… San Valentín… – Le dijo James con picardía.
Sirius negó.
– No tengo.
Para James eso fue suficiente y no aguantó más. Sacó de su túnica las pociones y las comenzó abrir. Tomó la copa de Sirius y vertió el contenido de cada una.
– ¡¿Qué haces?! – Preguntó Sirius alarmado retirando su copa y observando su contenido. – ¿Qué me has puesto?
James se mantuvo firme.
– Es la solución para lo que te ocurre. Igual tu no lo sabes o no te has dado cuenta, pero he descubierto el por qué de tu comportamiento. Sé lo que te pasa con Bellatrix.
Sirius abrió los ojos abierto de par en par.
– ¡¿Lo sabes?! – Miró a su alrededor. Parecía asustado.
– Sí, quizás para los demás haya sido difícil de averiguar, pero yo soy tu amigo fue muy obvio para mí.
Sirius seguía en shock.
– Pero no te preocupes, con estas pociones todos tus síntomas desaparecerán y después lograremos que expulsen a Bellatrix. Esa chica es peligrosa.
Remus y Peter habían comenzado a prestar atención a la conversación. Remus agachó la cabeza y fijo la vista en su plato, no quería ser cómplice de nada de eso.
– No entiendo nada...
James miró con pena a su amigo, todavía debia de estar algo perturbado por la maldición.
– Bébete esto. Así lo efectos del Imperius que Bellatrix te lanzó se desaparecerán.
Lily rodo los ojos.
Sirius volvió a fijar su vista en la copa y se levanto de forma arisca y dejó el comedor.
– La maldición es más fuerte de lo que pensaba… – James se lamentaba.
Lily miró a su novio mientras negaba con la cabeza.
– ¿Cómo puedes no darte cuenta?
Esta vez fue James el que la miraba con extrañeza.
– A Sirius no le han lanzado ningún Imperius. Lo que le pasa es que está enamorado.
James comenzó a reírse. ¿Sirius enamorado? Esa sí que era una buena broma. Busco con la vista a Remus y Peter y los dos le miraban seriamente y decían que sí con la cabeza. Dejo de reír al verles.
¡¿Sirius enamorado?!
Esa posibilidad no había entrado nunca en sus sospechas.
Pero esta nueva información le llevaba a preguntarse…
¿Quién sería la elegida?
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Tom_Riddle_Envidioso⏃
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«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»
FanfictionEl secreto que esconde Sirius hace que los Merodeadores descubran que los malos no son tan malos, los buenos no son tan buenos y no hay que infravalorar al que parezca débil. Además, la lucha contra la realidad de la vida adulta se complica cuando L...