Una familia acaba y otra empieza

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Bellatrix miraba a través de la ventana de la cocina de los Potter. A pesar de que hacía varias semanas desde que se habían fugado, aún guardaba la esperanza de recibir una carta de alguno de su familia... Narcisa, Regulus o incluso de su madre insultándola, cualquier cosa se esperaba, salvo la indiferencia.

No veía a ninguna lechuza en el horizonte, pero si a Sirius y James en el jardín trasero trabajando en la moto. Al principio los dos habían estado muy entretenidos conduciéndola calle arriba y calle abajo, pero una semana más tarde ya se habían cansado de ella y desde entonces estaban intentando hacer que aquella moto muggle volase.

-¿Lo conseguirán? -El señor Potter se sentó junto a ella.

-Eso espero, si no doscientas libras acabarán estrelladas en tu jardín.

Fleamont rió y fijo su vista en los chicos, apenas conseguían que la moto se levantase un par de palmos del suelo.

-Por cierto, me ha contado James que eres toda una negociadora.

Bellatrix negó con la cabeza. Realmente todo aquello había sido fruto de ver la incompetencia de Sirius a la hora de comprar. Si por el fuere, ahora mismo serian seiscientas libras más pobres, quedándoles solamente cuatrocientas de las mil que Alphard les había enviado. Con aquello no hubieran tenido ni para comprar la mitad de los libros que necesitarían para el siguiente curso.

-Simplemente recordé alguna de las técnicas de mi padre... -Hacer referencia a su padre le dolía. No le echaba de menos, pero de todos en aquella casa, quitando a Narcisa y Regulus, era el único tolerable.

Volvió a mirar al cielo a través de la ventana.

Una carta de su padre.

Enseguida desecho esa idea de su mente. Tenía muy claro que el nunca haría eso, es más, creía más probable que la misma Walburga Black se presentase allí antes que su padre mostrase ninguna emoción hacia sus hijas.

Fleamont notó como su cambio de aptitud. Por eso se levantó y de dentro de uno de los armarios sobre la encimera sacó unos periódicos.

-Quizás esto te pueda interesar...

Cuando James le comentó lo que había ocurrido con el vendedor de la moto y como aquella chica había aplicado lo que había leído en el periódico. Se preocupó por encontrar más noticias, tanto muggles como mágicos, que pudieran serle de interés. Para ser sinceros, le sorprendió, justamente el periódico que estaba leyendo esa mañana con los jóvenes Black no era uno cualquiera sino uno especializado en economía y hasta el mismo le había costado entender los motivos de porque los muggles estaban tan obsesionados con las inspecciones de sus establecimientos comerciales. Pero aquella chica, ajena al funcionamiento del mundo muggle, lo había comprendido con un simple vistazo.

-Disculpe, pero no entiendo. -Bellatrix pasó las hojas del primer periódico.

-Esto... -Indicó una de las noticias del Profeta. -Es nuestro equivalente a lo que hacen los muggles.

Bellatrix fijó su vista en la noticia y esta hablaba sobre la división económica del ministerio que regulaba la compra y venta de artilugios mágicos, el Departamento de Fraude Mágico.

-Y sabes... cada año buscan a jóvenes que hubieran acabado sus estudios en Hogwarts con unos éxtasis excelentes en Aritmancia. Podrías aplicar para uno de los puestos el próximo verano...

Bellatrix pensó detenidamente lo que el señor Potter le acababa de decir, sabía que tenía que buscar un trabajo nada más acabar en Hogwarts, sospechaba que Sirius iba a ser un derrochador. Nunca se había planeado trabajar en ningún sitio, las mujeres Black no tenían ese deber, pero... quizás eso que le proponía el señor Potter podría ser una buena idea. El próximo curso tomaría Aritmancia.

«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora