La moto, la bruja y la manipulación de los precios.

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Godric´s Hollow, un pequeño pueblo al oeste de Inglaterra, se encontraba en el más absoluto silencio. Los muggles y magos que convivían en aquella comunidad, aún podían disfrutar de un par de horas más de sueño ya que en cuanto el sol saliese por el horizonte, el panadero de la esquina sería el primero en romper la paz que se respiraba en aquel lugar, para que después la tienda junto a la plaza del pueblo, abriere su persiana y así hasta que el último comercio diere por iniciado un nuevo día.

Detrás de la iglesia, se encontraba un barrio residencial donde una docena de casas similares rodeaban un pequeño parque, los Potter tenían su residencia allí desde hacía generaciones.

Sirius reconoció las luces que alguien lanzaba desde la ventana de una de las casas, era la varita de James Potter.

Todo había salido según lo esperado.

Descendió rápidamente, el trayecto desde el centro de Londres había supuesto una hora y tras la tensión del momento y las bajas temperaturas en las noches de verano, ansiaba poner los pies sobre suelo firme.

Sintió como Bellatrix reforzaba el agarre alrededor de su cintura. Sabía que esta no era muy fan de la escoba desde que a los cinco años la tiró de una que su tío Alphard les había regalado.

Aterrizaron en el jardín trasero de la casa y James ya les estaba esperando.

–Estaba preocupado de que hubiera habido algún problema. –Dijo abriéndoles rápidamente la puerta trasera para que entraran. –Mamá supuso que estaríais hambrientos así que os ha dejado algo preparado.

Les llevó hasta la cocina.

Bellatrix aún estaba demasiado en shock por la situación; mantenía una relación sentimental con su primo, se había fugado de casa rompiendo con sus ideales, había anulado un compromiso y había volado medio condado para acabar en un barrio con muggles.

–También os ha comprado algo de ropa, por si no podías traer la vuestra. –Les preparó unas tazas de té.

Sirius atendía a todo lo que su amigo les estaba contando, como le sucedía a Bellatrix, él también estaba en estado de shock, pero al contrario que ella era porque aún no se creía que por fin había llegado el día de fugarse.

–Os hemos instalado en el ático, no es muy grande pero mi padre lo solía utilizar para hacer sus pociones y está bastante limpio.

James continuaba hablando sin parar, los nuevos inquilinos de la casa Potter seguían sin abrir la boca.

–Mis padres se disculpan por no haber esperado a vuestra llegada, pero se duermen muy pronto.

Con el primer sorbo de aquella taza de té, Sirius pareció despertar de su ensoñación y volvió a la realidad. La emoción le hizo dejar la taza sobre la mesa y acudió a James para darle un enorme abrazo.

–¡Cornamenta! ¡Lo hemos logrado!

James respondió al abrazo de su amigo.

–¿Acaso dudabas? Todo el plan fue mío.

Ambos amigos rieron, pero Bellatrix aún seguía viviendo toda aquella experiencia como si de una película se tratase. James pareció notarlo y asumió que debían de estar agotados por eso les guió hasta el ático.

–No es mucho, pero al menos estaréis seguros.

El ático de los Potter era un pequeño cuarto que se notaba que últimamente era utilizado como lugar donde almacenar cosas. Tenía dos pequeñas ventanas en el techo y habían puesto una cama en el centro de la estancia. La ropa de la que James les había hablado antes descansaba sobre un escritorio situado contra la pared.

«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora