Una broma que esconde una Verdad

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Para cuando la primavera llegó, Sirius había recuperado su vitalidad habitual. Volvía a ser el de siempre, para alegría de James, aunque le parecía raro ese cambio quiso quitarle importancia y creer que lo que le había ocurrido a su amigo había sido algo pasajero.

Tras su viaje por las mazmorras llegó a la conclusión que el comportamiento de Sirius también se podía explicar a que estuviera preocupado por sus primas, si bien era cierto James lo seguía encontrando extraño por la poca relación o por al menos la poca relación que tenían. Pero pensándolo fríamente, el mismo también estaría preocupado si alguno de sus familiares se fuera casar con dos personas con los antecedentes de Malfoy y Lestrange.

Por eso no quiso preguntarle más a Sirius acerca de la misteriosa slytherin y de la amistad que parecía tener ahora con su prima Bellatrix.

Lily tenía razón, debía ser Sirius el que se lo contase.

– ¡James! – Sirius pasaba la mano delante de la cara de su amigo. – Estabas en tu mundo tío.

James rió. Como había echado de menos a su amigo. Incluso habían vuelto a planear alguna que otra broma a los slytherins. Todo había vuelto a la normalidad.

– Pensaba en nuestra próxima fechoría. ¿A que slytherin deberíamos humillar delante de todo el colegio?

Esta iba a ser su primera gran broma desde las navidades así que iba a ser apoteósica.

– Difícil decidirse por uno… – Sirius se tocó la barbilla pensativo, pero rápidamente una sonrisa maliciosa apareció en su cara. – Creo que es hora de que Rodolphus Lestrange se lleve su merecido.

James le devolvió la misma sonrisa. Lestrange no solía ser el objetivo de sus bromas, los que se las solían llevar todas eran Malfoy y Snape, así que había llegado el momento de que el resto comprendieran que no están a salvo de sufrirlas.

El plan era bastante enrevesado. Habían descubierto que Lestrange acostumbrada a darse una ronda por los pasillos atemorizando a los de primero para terminar dicha excursión del horror en el gran comedor para la hora del té. Por lo que el lugar donde se desarrollaría dicha broma sería allí. A la vista de la mayoría de los estudiantes.

No fue fácil deslizar una poción y unos polvos en el té y las pastas del slytherin, pero para ello se infiltraron en las cocinas y adulando un poco a uno de los elfos encargados de la preparación de las comidas, lo consiguieron.

Sobre las cinco de la tarde James y Sirius ya estaban sentados en su habitual sitio en la mesa de Gryffindor, de vez en cuando se contenían las risas esperando a que en cualquier momento Rodolphus entrara por la puerta.

– Espero que esta vez no perdamos muchos puntos por vuestra culpa. – Lily cerraba con fuerza el libro que tenía entre sus manos. Sospechaba que algo tramaban esos dos.

James le pasó un brazo por los brazos y la acercó a él.

– Creeme valdrá la pena perderlos. Por cierto mirar… Creo que ya empieza el juego. – Les hizo una seña para que miraran a la mesa de Slytherin.

Allí estaban Narcisa y Bellatrix y justo en ese momento entró Malfoy que se sentó junto a la primera. Las pastas y el té aparecieron.

Pasaron unos minutos y Rodolphus no llegaba.

Sirius se empezó a impacientar veía la jarra con el té encima de la mesa y la comida… Estaban al alcance de cualquiera.

Pero con unos minutos erróneos, Rodolphus finalmente entró y se sentó junto a Bellatrix, la cual no pudo esconder su cara de asqueada.

«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora