En el momento que puso un pie en el tren que le llevaría hasta Hogwarts, Sirius descubrió que quizás no iba a ser tan fácil olvidar lo que había ocurrido durante las navidades. Lo había comprobado en el momento en que habían llegado a King Cross y Bellatrix y Narcisa se fueron con Lestrange y Malfoy. No estaba celoso, no tenía porque estarlo. Tenía muy claro que lo suyo con Bellatrix había sido algo pasajero, pero le molestaba verla con él.
En los primeros días de clase, Sirius se mentalizó que su relación con Bellatrix estaba completamente olvidada, tanto era así que había pensando en enviarle en algún regalo de bodas envenenado. No podía perder su esencia.
Pero que equivocado estaba y la primera punzada en el corazón la recibió mientras se dirigía a una de sus clases, pociones con los Ravenclaw. Bajaba velozmente las escaleras que daban hacia las mazmorras cuando los vio. En uno de los pasillos, donde presumía que daba a la entrada a la sala común de Slytherin, Rodolphus tenía su mano puesta en la mejilla de Bellatrix, justo en el mismo lugar en el que Sirius lo había hecho hacia tan solo unas semanas.
Bellatrix se encontró con los ojos de Sirius y de un empujón apartó a Rodolphus. No tardo en irse de allí y perderse en su sala común. Rodolphus se giró hacia él, pero antes de que pudiera decirle nada, Remus tiró de su brazo para que entraran en clase.
En esa clase Sirius no pudo prestar atención. No podía quitarse esa imagen de la cabeza, no entendía porque se había sentido tan mal al verlos. A él le daba igual lo que Bellatrix hiciese, como si empezaba a salir con medio Hogwarts, para él, ella solo era la loca de su prima. ¿Verdad?
Las dudas sobre lo que sentía por ella comenzaron a estar las veinticuatro horas del día en su cabeza. Se había olvidado de estudiar, de dormir e incluso de comer. Sabía que sus amigos habían notado su extraño comportamiento, pero no le importaba y eso le dio aún más miedo.
Si era cierto que sentía algo por su prima… ¿significaría que ahora estaba de acuerdo con los ideales de su familia? No había nada más Black que liarse con una de tus primas, su padre lo había hecho así como su tío Cygnus, y varios de sus antepasados habían sido los iniciadores de esa peculiar tradición. ¿Y si Bellatrix había tenido razón aquella tarde en la cocina? ¿Había estado todo este tiempo intentando negar lo que realmente era?
En otro punto del castillo Bellatrix estaba teniendo un debate similar. No había podido olvidarse de lo que había ocurrido con Sirius durante las navidades, pensó en que si comenzaba a ocupar el puesto que le habían asignado de por vida junto a Rodolphus se le olvidaría. Pero cuando este le intentó acariciar la cara, la imagen de Sirius apareció en su mente. Rodolphus era agresivo y controlador, y simplemente la veía como un trofeo, mientras que con Sirius la cosa era muy distinta, era cierto que la molestaba, pero le encantaba, se insultaban pero le divertía, y en las pasadas vacaciones había descubierto que no solo eso le gustaba de él. Sentía algo por Sirius y eso le daba miedo. ¿Significaba que era una traidora? ¿Dejaría de lado los ideales de la familia? ¿Estaría dispuesta a dejar su estatus social por Sirius?
Narcisa había vuelto de la cena y posaba sobre su cama una bolsa de papel, en la cual presumía que contenía comida para ella. No tenía nada de hambre, tenía un nudo en el estomago que le impedía comer o estudiar.
¡Maldito Sirius!
Se mordió el labio inferior nerviosa. No sabía qué hacer, estaba confundida.
–¡Narcisa espera!
La joven se paró y se volvió acercar a la cama de su hermana.
–¿Si te cuento algo me prometes que no se lo dirás a nadie? A nadie Cissy, ni a Malfoy, ni a tus amigas, a nadie ¿me entiendes?
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«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»
FanfictionEl secreto que esconde Sirius hace que los Merodeadores descubran que los malos no son tan malos, los buenos no son tan buenos y no hay que infravalorar al que parezca débil. Además, la lucha contra la realidad de la vida adulta se complica cuando L...