Sirius se sentaba finalmente en su sofá, estiro los brazos y miro a su alrededor. Había estado todo el día colocando los últimos retoques en la que ya era su nueva casa. Asintió con satisfacción a su obra, después de haber estado viviendo durante un par de años en aquel pequeño estudio en el centro de Londres era agradable no tener la habitación, cocina, baño y salón todo en un mismo lugar.
No había sido fácil llegar a conseguir la casa que el siempre había deseado, aquella con dos plantas y un pequeño jardín. Les había supuesto un gran esfuerzo y un ahorro constante, su situación económica mejoró cuando superó su formación como auror y su sueldo aumentó considerablemente al igual que pasó con el de Bellatrix cuando consiguió ascender a un puesto superior.
–Creo que esta todo. Ya estamos oficialmente en nuestra casa. –Bellatrix se sentó junto a él.
Sirius sonrió y se abrazó a ella. Si hace unos años le hubieran dicho que acabaría fugándose de con su prima, a la que él creía que detestaba, consiguiendo ambos puestos con cierta relevancia en el ministerio y que no se matarían el uno al otro en los primeros meses de convivencia, hubiera pensado que esa persona estaba loca. Pero todo estaba saliendo bastante bien, quizás hasta demasiado bien, por momentos le daba miedo que todo aquello se derrumbase. Ellos no eran de los que solían tener la suerte de su lado.
Sacudió la cabeza para quitar tales pensamientos de su mente, no había motivos para creer que su vida no iba a continuar tan bien como hasta ahora.
–Recuerda que hoy hemos quedado para cenar con Lily y Potter.
Bellatrix no escondía su animadversión hacia James y se negaba a llamarle por su nombre de pila. A pesar de que habían conseguido tolerarse con el paso de los años, este no perdía ninguna oportunidad para lanzarle algún comentario envenenado.
–Es verdad, han vuelto de su luna de miel. –Recordó Sirius.
James y Lily se habían casado hacia uno meses en una pequeña ceremonia donde pudieron conocer a la familia muggle de Lily, especialmente a su hermana mayor Petunia y al marido de esta. Fue muy divertido intentar sacarla a bailar y que como respuesta obtuviera la mayor cara de estupefacción del siglo. Sonrió mientras lo pensaba. La boda había sido un acontecimiento muy esperado por todos, él nunca había ido a una boda donde realmente hubiese amor y no un mero trámite para unir a dos familias, por eso se emociono. ¿Quién lo hubiera dicho? Sirius Black se emocionaba en las bodas.
Aunque entre la emoción y la felicidad que había sentido por sus amigos, hubo un deje de envidia. Cuando acabaron Hogwarts, le pidió matrimonio a Bellatrix, pero esta rechazó la propuesta, alegó que no era el momento. Cuando Lily y James les contaron que se iban a casar aprovechó la emoción del momento y se lo volvió a proponer, esta la rechazo otra vez, ele contestó que solo se lo había pedido porque sus amigos se iban a casar. Así que no estaba preparado para un tercer rechazo por lo que trato de olvidarse del anillo que tenía escondido en esa habitación que hizo prometer a Bellatrix que le dejaría tener en su nueva casa. La habitación del desastre como la había bautizado ella y que estaba abarrotada de su desastre.
–Te has quedado muy callado… ¿Acaso no quieres ver a tu mejor amigo? –Preguntó con guasa.
–Me he despistado mirando nuestra casa. –Mintió. –Tengo ganas de verle pero si me ofreces algo a cambio… No me importaría nada tener que esperar. –Le desabrochó un par de botones de la camisa.
Bellatrix rió y dejó que Sirius continuase con sus intenciones, pero por mucho que le doliese tener que pararlo debía de hacerlo. Si tardaban en llegar estaba segura que Potter se presentaría en su casa. No se fiaba de ella y siempre dejaba entre ver que en cualquier momento mataría a Sirius. Menos mal que el resto no se parecían ni por asomo a ese hombre, Lily se había convertido en una gran amiga, Remus en un verdadero confidente y Peter siempre estaba ahí cuando eran necesarias unas palabras de ánimo.
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«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»
FanficEl secreto que esconde Sirius hace que los Merodeadores descubran que los malos no son tan malos, los buenos no son tan buenos y no hay que infravalorar al que parezca débil. Además, la lucha contra la realidad de la vida adulta se complica cuando L...