El seguidor que quiso ser Líder

533 50 8
                                    

James miraba hacia la nada, impasible, apenas sin parpadear. Estaba intentando asimilar lo que había visto pero cada vez que creía que encontrar una explicación lógica esta se volvía ilógica. Se encontraba en la sala común de Gryffindor y junto a él, Lily, Remus y Peter.

–Que alguno me diga que no es real y que me estoy empezando a volver loco. –Suplicó.

Todos se quedaron callados, no querían empeorar su situación. Finalmente Lily tuvo que intervenir.

–Es real. –Se sentó al lado de su novio para reconfortarle.

James volvía a negar con la cabeza. Aquello no podía ser verdad. Sirius no podía estar enamorado de Bellatrix. Pero en ese instante se acordó de algo que Lily le había comentado hacia unos meses y de ser cierto, aún podría haber esperanza.

–¡Lily! –Esta pegó un salto asustada por sorpresivo cambio de actitud. –Recuerdas cuando aún no sabíamos quien la chica… Dijiste que igual ella no era reciproca a sus sentimientos. ¡Estoy completamente seguro que Bellatrix odia a Sirius!

James esperaba que el resto le aplaudiese y le dieran la razón, pero no fue así.

–Después de lo que ocurrió el otro día… Cada vez tengo más claro que no es así. Odiarle es lo opuesto a lo que siente.

James volvió adoptar su postura de antes. No sabía si estaba más enfadado por no haber notado nada o porque Sirius no se lo había contado. Creía que eran amigos… Además, ahora que se paraba a pensarlo, todas las pistas habían estado delante de sus ojos y no había sabido como conectarlo;

-El comportamiento de Sirius y Bellatrix. Ambos tenían los mismos síntomas, pero no era de un Imperius, era de… amor.

-Lo afectado que estaba Sirius cuando le había gastado la broma a Bellatrix. Parecía a punto de ponerse de rodillas y suplicarle que le perdonase.

-El que Sirius hablase con su primas referente a sus compromisos. Obvio, si la chica que te gusta esta apunto de comprometerse con otro supongo que te interesarías.

-El secreto que Narcisa ocultaba. Debía ser ese, es la única explicación por la que los padres de ambos no se podían enterar.

-Que el objetivo de su última broma fuera Lestrange. Sirius querría demostrar su superioridad masculina frente a su contrincante.

Ahora la pregunta era, ¿estaría a tiempo de parar el suicidio de Sirius?

–Tenemos que solucionar esto. ¡Hay que separarles! –Dictaminó levantándose del sofá.

–¡¿Qué?! De eso nada. –Lily tiró de su brazo para que se volviera a sentar. –Si tienes un problema con Sirius, hablas con él. Nada de seguir un plan de esos tuyos que siempre acaban mal.

James la miraba horrorizado. ¿Cómo no podía ver Lily lo mal que estaba eso? Por las barbas de Merlín, estábamos hablando de Bellatrix. No era ninguna slytherin cualquiera, era la peor de todas. Solo había que ver la forma en que se comportaba, destilaba maldad por cada uno de los poros de su piel.

–Tienes razón. Nada de planes. Acabaremos con esto cuanto antes. Venga Remus, Peter vamos a buscar a Sirius.

Lily rodó los ojos y salió detrás de ellos. Esperaba al menos intentar suavizar la cosa. Ella tampoco estaba muy contenta con la situación. El grupillo de slytherins con los que Bellatrix solía estar eran los que siempre se estaban burlando de su origen muggle, pero también creía que si se estaba arriesgando a mantener una relación con Sirius era porque quizás no compartiera tales opiniones.

Encontraron a Sirius en el pantano. Se entretenía tirando piedras al agua. Se giró al sentir que alguien se acercaba.

–¡Sirius! –James le llamó cuando aún quedaban unos metros que les separaban. –Tenemos que hablar.

«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora