Desde que el ministerio había declarado a Voldemort y a sus secuaces como un peligro para la sociedad, la Orden del Fénix había conseguido poder y eso había quedado demostrado en las veces que había logrado atrapar a brujas y magos oscuros. La unión entre las fuerzas del ministerio y de la Orden ayudó hacer frente y a mitigar la llegada de una posible guerra. Pero eso no suponía un descanso, a pesar de que cada día más personas rechazaban los ideales de Voldemort, los que no lo hacían se habían vuelto más crueles y dañinos. A pesar de que la mayoría de la población estaba en contra de Voldemort, muy pocos eran los que habían dado un paso al frente para pararle.Una vez que Lily se recuperó del nacimiento de Harry, se unió a las misiones de la Orden y en más de una ocasión, ella y Bellatrix habían dado con el paradero de algún que otro grupo de mortifagos. James y Sirius podrían tener muchos conocimientos como aurores, pero no se podían subestimar las armas naturales de las mujeres.
Tras tantos cambios, el año mil novecientos ochenta terminó sin que apenas se hubieran dado cuenta. Estas navidades al contrario que las anteriores se vivían de un modo distinto. El nacimiento de Harry, las posibilidad de una guerra, los despidos de Remus, la Orden del Fénix... Habían hecho que ya no fueran ese grupo de jóvenes amigos que se reunían sino que ahora ya eran unos adultos que debían de afrontar las consecuencias.
Pero como todo el mundo dice, la época más maravillosa del año, así que por unos días se olvidaron del mañana y disfrutaron del momento. Sirius tiró la casa por la ventana y le regaló a Harry una cantidad enorme de juguetes, de entre los que destacaba una escoba voladora con la que solamente podía levantar dos palmos del suelo.
Una vez que Harry había abiertos los ansiados regalos de su padrino y Lily se había quejado por la escoba, es que solamente se le ocurría a Sirius comprarle una escoba de juguete a un bebe, Harry se durmió y los amigos acabaron tirados en el sofá recordando viejas batallitas.
–¿Y recordáis el día que creías que me había muerto? –Dijo Sirius no pudiendo parar de reír. –Que por cierto lo creéis muchas veces, y lo que en realidad estaba haciendo era montármelo con Bella.
Bellatrix le dio un codazo.
–Que soez eres. –Dijo negando con la cabeza.
Todos rieron salvo Remus.
–Me estás diciendo… Que todas las veces que creíamos que te había pasado algo, desde estar castigado, perdido en el bosque prohibido… era que… que… estabas… -Remus que ante todo era un caballero no sabía cómo llamar a lo que Sirius estaba haciendo por entonces sin blasfemar.
–Montándomelo con Bella. –Sirius soltó una carcajada y Bellatrix puso los ojos en blanco dándose por vencida.
–No me miréis así. James y Lily también desaparecían misteriosamente y Remus no me engañes que cuando ibas a la biblioteca era porque te dabas el lote con una Ravenclaw y Peter… mira Peter de ti no sé nada, pero ya es hora que te busquemos una buena moza.
Peter se puso rojo pero no dijo nada.
–No le hagas caso Peter, ya aparecerá la mujer adecuada cuando el destino la tenga preparada para ti. Es que no todo el mundo tiene la suerte de conocer a la elegida desde su nacimiento. –Dijo Bellatrix revolviéndole el pelo a Sirius.
–Suerte que en la familia Black nos gusta arrimarnos a nuestras primas. – Sirius bromeó.
James puso cara de asco.
–Queréis dejar de hablar de vuestro incesto.
–Cuando lo llamas así suena como algo malo. –Sirius que había crecido acostumbrado a ver como sus familiares se casaban en entre ellos, no entendía la negativa de su amigo.
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«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»
FanfictionEl secreto que esconde Sirius hace que los Merodeadores descubran que los malos no son tan malos, los buenos no son tan buenos y no hay que infravalorar al que parezca débil. Además, la lucha contra la realidad de la vida adulta se complica cuando L...