Los Malos no son Tan Malos

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En las semanas siguientes James tuvo que asimilar la noticia. Por momentos quería negarlo, creía que Lily le mentía, pero por otros pensaba que Lily nunca haría tal cosa, sobretodo en algo tan delicado como eso.

Cada vez que pensaba más sobre esa slytherin desconocida cada vez tenía más claro que esa era la razón por la que Sirius no se lo había contado. Le entendía. Toda su vida negando a su familia y a sus ideales y acababa enamorado de su enemigo. Pero James, que era un buen amigo, se había propuesto que Sirius estaría sí o sí con quien fuera, aunque se tratara de una slytherin. Además, en slytherin no todas las chicas eran tan malas… ¿no?

Esta vez se había quedado solo en su plan. Lily seguía insistiendo en que debía ser Sirius el que se lo dijera, Remus ni si quiera quiso escucharle y Peter simplemente dijo que no quería meterse en problemas.

¡Cobardes!

Pero no pasaba nada. Como siempre, seria él quién ayudara a su amigo.

En su mente su plan era perfecto, pero cuando se puso a ponerlo en práctica… No parecía tan sencillo. Obviamente él no tenía ningún miedo a hablar con los slytherins, pero hacer que estos te hicieran caso cuando llevabas los últimos seis años riéndote de ellos, era muy difícil. Se le habían ocurrido varios hechizos para encontrar a la chica, pero para ello debía tener alguna pista de quién podía ser… pero nada.

Así que se le ocurrió una cosa, arriesgada pero si funcionaba… ¡Oh! Si funcionaba… no solo le ayudaría a resolver este misterio si no que le abriría las puertas a un montón de posibilidades.

Poción Multijugos.

La habían dado unos cursos atrás en pociones, pero nunca la habían preparado. Al parecer era muy complicada y su elaboración tardaría meses, los cuales no tenía. Así que haciendo alarde su buena invención, el mapa del merodeador, entró en la despensa del laboratorio de pociones y volvió a tomar "prestado" uno de los frascos donde estaba la tan ansiada formula.

Teniendo la poción solo necesitaba decidir en quien se convertiría. Al principio pensó en alguno de los chicos… Pero estaba claro que lo que necesitaba era infiltrarse entre las chicas, por lo que sin saber muy bien cómo pero acabó con un pelo de Narcisa Black entre sus manos. Bueno… podía ser que había chocado intencionadamente con ella. Había descubierto que se iba a pasar la tarde a Hogsmeade junto a un grupo de slytherins.

La transformación había sido más desagradable de lo que creía. No solo tuvo que arreglárselas para encontrar ropa de chica sino que debía caminar y hablar como una, y él más bien parecía un elefante con voz de camionero. Tras practicar unos minutos, finalmente se miró al espejo.

– ¡Puedes hacerlo James! – La imagen que le devolvía el espejo junto a su voz no eran para nada compatibles. Tosió varias veces para aclararse la garganta. – Será mejor que me quite las gafas. – Sonrió con satisfacción, aunque no sonara como Narcisa, no sonaba como James Potter.

Aceleró su paso hacia las mazmorras. La verdad es que Narcisa veía estupendamente y era agradable no ver la vida a través de unos cristales. Algo bueno que sacaría de su experiencia como chica slytherin.

Cuando llegó a la entrada de la sala común, se dio cuenta que no sabía la contraseña. Era una de las cosas que les quedaba por averiguar, pero los slytherin solían cambiarla casi cada hora.

– Cissy ¿Qué haces aquí? –James se giró abruptamente cuando una mano se posó sobre su hombro. Era la de Bellatrix. – Creía que habías ido con Malfoy a Hogsmeade.

James se armó de valor y comenzó a interpretar lo mejor que podía su papel.

– No se me apetecía ir con él.

«𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐎𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐬𝐢 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora