- Oh, dios no, no llores, que me haces sentir mal - susurré y sequé sus lágrimas con mi mano - yo no te odio, Niall mírame - tomé su barbilla y miré fijamente el azul cielo de sus ojos - no estás solo, ¿vale? Yo estoy contigo, a la mierda el resto, yo no te dejaré, te quiero
- Es muy difícil - y comenzó a llorar otra vez
Chequé la hora en mi reloj, media hora para la siguiente y última clase.
- Vamos a los prados, tú y yo sabemos que no queremos comer eso - dije mirando despectivamente la comida, él rió suavemente
Salimos del comedor y nos sentamos en la sombra de un árbol de una de las esquinas del jardín.
- Grace... - me giré hacia él
- ¿Sí Niall?
- ¿No te sientes asqueada de mí? - me miró con expresión sincera y sentí que se me rompía el corazón
- Niall, ¿qué dices? - me miró con tristeza y lo abracé, lloró en mi hombro
- Todos, todos me lo dicen - sollozó más fuerte - cuando me pegan, me lo repiten para que no se me olvide, que doy asco
Lo alejé un poco de mí
- ¿Por qué irías a dar asco? - acaricié su suave mejilla - eres hermoso, Niall, y de seguro encontrarás a tu príncipe azul, porque yo sé que en este instituto hay más gays, los conozco, y más de alguno me ha dicho "Ay sí, me encantaría que Niall me hiciera de todo..." - dije con voz exagerada y rió
- Gracias por ser mi amiga
- El placer es mío - dije y pellizqué juguetonamente su mejilla - pero creo que debemos volver a clase, falta poco para el fin del receso
- Vale -
(...)
Y terminó la ultima clase.
Corrí de vuelta a casa, abrí la puerta, corrí al segundo piso y me lancé a la cama. E instintivamente lancé la mochila por la ventana
HOLYYY SHIT!
- Oh ¡santa mierda! - grité y me asomé por la ventana, mi mochila estaba en la orilla más alejada del techo
Mi madre no estaba en casa, así que despreocupadamente me colé por la ventana y me paré sobre el techo. Caminé lentamente, no quería que el techo se rompiera.
- Aquí estás, pequeña - dije acariciando la mochila
- ¡¿HIJA?! - miré abajo y estaba mi madre con las bolsas de compras en los brazos - ¡Bájate ahora, cariño, no quiero que te hagas daño!
Vale, creí que se enojaría.
Entré nuevamente por la ventana y bajé al primer piso.
- Cariño, arréglate que tu primo te vendrá a cuidar -
- Primero, ¿por qué me tendría alguien que cuidarme? Segundo, ¿de qué primo hablas?
- Saldré con mis amigas de la secundaria, y vendrá tu primo Ashton a cuidarte, él ya es mayor de dieciócho, pero no lo has visto hace mucho
- ¡No quiero que me cuiden! Estoy lo suficientemente grande como para necesitar un niñero - dije cruzando mis brazos en una expresión infantil
- ¿No te acuerdas de lo que pasó la última vez?
Recordé el vergonzoso momento pero negué.
- ¡Llegué a casa y tú estabas montando a un chico salvajemente!
- ¡Tenía mis razones! - le grité de vuelta
- Bueno, no importa, está decidido. Ashton te cuidará y punto
Suspiré cabreada subí a mi habitación, y miré por la ventana. Había un chico guapísimo caminando por la calle y tocó la puerta de nuestra casa. ESPERA. ¿Qué?
- ¡Grace llegó Ashton!
NO. PUEDE. SER.
¡Ese chico era mi primo!
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