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Scott

Me encontraba en camino hacía el Hospital. El coche no había arrancado esta mañana, igual que los últimos 5 días, por lo que tuve que tomar el autobús.
Paré unos minutos para comprar un ramo de flores en el camino, obvio no quería llegar con las manos vacías. No es que esté mal o ella lo vaya a necesitar, simplemente no quería.

—Hola Steve—saludé al enfermero que estaba constantemente en 'atención al cliente' según le dicen.

—Hola Scott—dijo sin siquiera mirarme ya que estaba con unos papeles.

Tenía pensado tomar el elevador, pero cierto, estaba en reparación hace más de una semana. Luego de subir Exactamente cuatro pisos llegué al esperado y caminé hasta la puerta número 340 y la abrí luego de haber dado dos suaves golpes a la puerta.

—Buen día—sonreí a Cristine, la madre de Emma.

—Hola Scott—soltó un bostezo.

Dejé las flores sobre la mesa y saludé a la antes nombrada para luego llegar hasta la cama, dónde Emma estaba dormida, como todos los días, hace más de un mes.

—Bueno días mi amor—me acerqué besando suavemente su frente— ¿No ha tenido mejoras?—Cristine negó y yo suspiré—traje galletas—le extendí mi mochila—yo las hice—le sonreí y ella me devolvió la sonrisa agradecida.

—Iré a comprar un café, ¿quieres uno?—asentí.

—Muchas gracias—inclinó su cabeza y luego salió de la habitación.

Ya tenía permitido estar aquí, aparte de que ya casi todo el mundo aquí me conocía habían quitado el protocolo de estar aquí sólo cuando Cristine estuviera.
Tomé la silla que se encontraba en un rincón de la habitación, la llevé hasta llegar a la cama y me senté junto a la misma tomando una libreta de dentro de mi mochila.

—Jane está insoportable—hablé rodando los ojos—escucha—aclaré mi garganta—'hola guapo ¿cómo has estado? Extraño al viejo tú, al que realmente le gusta la diversión, ¿crees que volverá pronto? Me gustaría estar con él un rato' y una carita guiñando el ojo—guardé la nota nuevamente en mi mochila—Jane la dejó en mi libreta en la mañana, es realmente molesta. ¡Oh! Adivina, mi brazo está casi completamente sanado, estoy bastante seguro que podré jugar en el siguiente partido, estamos en tercer puesto en la planilla, pero estoy seguro que ganaremos la temporada.

Me incorporé tomando una galleta para luego volver con ella.

— ¿Sabes qué es lo más irónico sobre la situación con Jane?—reí—qué aparentemente ella aún sale con Matthew, por lo que realmente no entiendo que está intentando conmigo.

— ¿Hablando de mi otra vez, Rogers?—rodé los ojos al escuchar su voz entrando en la habitación.

— ¿Qué haces aquí Matthew? ¿acaso no entiendes que no debes seguir aquí?—rio.

— ¿Y desde cuándo tú vas a decidir eso?—lo miré con el rostro asqueado.

—Hueles a alcohol.

Matthew había decidido 'manejar' la situación de Emma de la forma incorrecta, con alcohol y cigarrillo. La mayoría de las veces llegaba oliendo muy mal debido a la bebida sin contar que en su ropa siempre se podía sentir todo el aroma del cigarrillo que fumaba antes de entrar al hospital.

— ¿Te pregunté? ¿acaso eres mi mamá?—se acercó a Emma.

—No la toques imbécil—hablé molesto cuando tocó su mano.

— ¿Puedes callarte un poco la boca?

— ¿Puedes irte de una maldita vez?—me paré frente a él molesto—ustedes ya no son nada Green, no tienes por qué seguir aquí.

—Seamos o no algo, ella aún me importa y seguiré viniendo cuantas veces quiera hacerlo.

— ¿Ahora te importa? No parecía importante tanto cuando te revolcabas con su mejor amiga—su puño fue con fuerza hasta mi rostro golpeándome y mandando al suelo por el impacto.

—Cállate la maldita boca, Rogers—pateo mi estómago con fuerza.

— ¡Matthew!—escuché a la madre de Emma llegar a la habitación— ¿Qué demonios haces?—noté como jalaba de su brazo hasta sacarlo de la habitación y escuché como le gritaba algunas cosas allí.

Con algo de dificultad y sujetándome de la cama logré incorporarme lentamente.

— ¿Estás bien?—Cristine me sujetó desde la espalda ayudándome a incorporarme del todo— ¿Qué pasó, Scott?

— ¿Por qué demonios lo sigue dejando entrar aquí?

—Ya basta Scott, no pueden pelear cada vez que se vean, parecen perro y gato.

—No quiero verlo aquí Cristine—me senté en la silla sujetando mi estómago—no quiero verlo cerca de Emma.

—Tienes sangre en el labio—suspiró—pediré si pueden darme algo para ti, mientras tanto, intenta calmarte—me señaló con su dedo índice bastante molesta y luego se fue.

Estaba molesto, muy molesto. Matt tenía una actitud horrenda, odiaba verlo aquí, siempre traía esa actitud molesta y nunca estaba bajo su estado natural, lo cual sumaba puntos para no quererlo aquí. Sin embargo la que decidía eso era Cristine no yo, y la mayoría de las veces le decía que viniera en el horario en el cual yo no estaba.

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⏰ Última actualización: Apr 13, 2021 ⏰

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Cuando nos amamos 2do LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora