13.

147 23 32
                                    

Scott había dejado de hablarle, parecía molesto conmigo y a cada segundo intentaba evitar mis obvias miradas. En cuanto a Matt parecía ni siquiera importarle que nosotros estábamos separados, había dejado de llamarme, de escribirme, de preocuparse por mi. Es más, hasta había escuchado que ahora estaba con Jane, genial.

Había oído que se armaría un nuevo equipo de  lacrosse en el colegio, ¿cómo no oírlo? todo el colegio hablaba de lo mismo, hasta los profesores parecían interesados en hacernos saber de tal cosa y aprovechaban cada oportunidad para quitarnos algo de información sobre la misma.
Las pruebas para entrar al equipo serían hoy mismo, y yo no tenía absolutamente nada más interesante que quedarme unas buenas horas más en el colegio para ver a un montón de chicos hacer ejercicio, me parecía un buen plan.

Caminé hacia las gradas que rodeaban la cancha y me senté cerca de ella. Saqué un cuaderno y mi libro de historia para poder completar los resúmenes que debía hacer para la siguiente clase.
De reojo comencé a ver como todos los chicos interesados en entrar al equipo caminaban lentamente hacia el centro de la cancha donde el entrenador aguardaba.

Quité mi mirada del libro para comenzar a ver a cada chico, se pensaba en estar aquí hasta que la prueba acabara por lo menos necesitaba un incentivo para hacerlo, y claramente sería uno de estos chicos.

Paul era un chico lindo,1.80 de alto, cabellera rubia y ojos claros...demasiado cliché para mi gusto. ¿Qué había de Harrison? era un tipo lindo también, media casi 1.80, cabellera obscura y tenía un físico de morirse, en definitiva él podría ser mi incentivo para quedarme un buen rato. Cuando mi mirada quiso seguir buscando alguna otra persona se topo con la angosta espalda de Scott, la cual por alguna razón identifiqué casi inmediatamente.

En aquel momento pensé en recoger mis cosas e irme de allí, la única razón por la que no me quedaría era él, y estaba aquí. Pero mi cuerpo no se movía, una parte (muy grande) de mi quería quedarse y mirarlo, Scott también tenía un increíble físico y viéndolo en acción no sería una mala idea. Dejé mi libro a un lado y me concentré totalmente en Scott.

El entrenador los mandó a dar algunas vueltas a la cancha e inmediatamente comenzaron a correr alrededor de la misma. Como un imán mi mirada estaba fija en Scott, respiraba tranquilo y tenía una muy buena velocidad, era uno de los primeros.
Me sorprendió mirándolo e intenté disimular escribiendo rápidamente cualquier garabato en mi cuaderno, pero obvio me había notado porque cuando volví a mirarlo me observaba con una mirada satisfactoria.

Cuando acabo la parte del calentamiento pasaron enseguida a la práctica. Un jugador del equipo del año pasado se posicionó en el arco y los demás hicieron una fila a unos cuantos metros. él entrenador colocó algunas pelotas en el césped y le correspondía a cada jugador tirar unos cuantos tiro al arco.

Cuando el esperadísimo turno de Scott llegó apretó su palo confiado, en un ágil movimiento metió la diminuta pelota en la red del palo y se posicionó. De un solo movimiento, lanzó la pelota con mucha fuerza metiendola exitosamente dentro del arco. Giró su cabeza hacia mi y mordió su labio mirándome orgulloso de si mismo y a la vez confirmando que yo lo había visto dar tal tiro perfecto.

Dos, tres, cuatro pelotas volaron ágilmente del palo de Scott hacia la red del arco entrando exitosamente cada una de ellas, cada una era seguida por una mirada directa a mi.
Luego de ello hubieron algunas pruebas más prácticas y físicas, simularon algunos partidos en los cuales Scott se destacó notoriamente. Al acabar las pruebas el entrenador llamó a Scott para hablar con él a solas mientras todos se iban.

Aproveché tal momento para recoger mis cosas y tratar de salir de allí rápido antes que Scott apareciera, me había dejado en evidencia a mi misma a cada segundo de esta estúpida prueba. Creo que me había faltado babear un poco para que Scott terminara de confirmar lo mucho que comenzaba a encantarme; si es que no lo había hecho un poco.

Cuando nos amamos 2do LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora