11.

142 23 30
                                    

Mis pisadas resonaban por el suelo a cada paso que daba. Sentía como si todos me miraran pero la verdad seguro que nadie lo hacia. Mi pasos eran firmes e iban directo al chico parado al final del pasillo junto a sus amigos riendo. Sentía demasiado coraje en este momento, tanto valor y decisión como para poder enfrentar a Scott en este momento, y sabía que si no lo hacía ahora no podría hacerlo luego.

-Hola Emm...-su frase quedó a la mitad porque lo sujeté del cuello de la remera y jalé de él lejos de sus amigos-¡luego los veo!-les gritó a sus amigos con dificultad-¿qué demonios te pasa?-preguntó exaltado mientras se acomodaba la ropa una vez lo solté.

-¿Tú fuiste el que me dejaba todas esas rosas?-noté como comenzaba a ponerse nervioso-fuiste tú ¿si o no?-me acerqué un poco molesta y él retrocedió topándose con la pared. Se comenzó a reír nervioso y luego elevó sus hombros poniendo sus manos sobre los míos.

-¿Quién te dijo eso?

-Matt me dijo que Jane se lo contó hace unos días-volvió a reír.

-¿Enserio crees que yo haría esas cursilerías?-lo miré seria y su sonrisa desapareció-¡Jane me dijo que lo hiciera!

-¡No mientas!-me alejé molesta.

-Ella dijo que yo te gustaba, lo cual pensé que era cierto-rodé los ojos-pero claramente no fue así, luego me enteré que tenías novio.

-¡Yo te dije que tenía novio!

-¡Creí que era una excusa!-se defendió y yo me crucé de brazos mirando a otro lado-¿y porqué te sorprende? sabes que me gustas-se encogió los hombros y yo lo miré cómica.

-Yo no te gusto, Scott.

-¿Y tú como sabes lo que pasa por mi mente? ¿lo qué pasa dentro de mi?

-Por mí apenas sientes una atracción, no te confundas, esto no es enamoramiento ni nada por el estilo. Sólo quieres pasar una buena noche conmigo antes de pasar a otra chica.

Su mirada estaba molesta pero a la vez impactada, seguro no se esperaba una respuesta así de mi parte. Igualmente, seguro que sin siquiera pensarlo, se acercó rápido y jalando de mi chaqueta me atrajo a él besándome suavemente.

-¿Qué demonios hace?-me quejé separándome instantáneamente.

-¿En verdad crees que haría algo así si sólo quisiera pasar una noche contigo?

-Sólo fue un beso, no es como que me pediste matrimonio-contesté grosera.

-En verdad piensas eso de mi, ¿cierto?-asentí sin cuidado-pues deberías comenzar a notar las acciones que tengo contigo Emma, porque cualquier persona coherente se hubiera dado cuenta que estoy enamorado de ti-ajustó su mochila para comenzar a caminar.

-¡Pues yo no soy una persona coherente!-chillé molesta.

-¡Exacto!-sujetó mis brazos golpeándome contra los casilleros-por eso me gustas tanto-habló cerca de mi-eres tan malditamente diferente a las otras chicas que puedo pasar horas apenas pensando en ti.

-No sabes lo que dices.

-¡Porqué no puedes creerlo!-gritó molesto golpeando el casillero junto a mi haciéndome sobresaltarme.

-¡Rogers!-se alejó de mi asustado por la voz de la subdirectora detrás de mi-venga conmigo-ordenó. Me dio una última mirada un tanto molesto antes de caminar detrás de la mujer hasta la oficina del director.

¿Qué podía hacer yo? pues nada, así que sólo suspiré mientras ajustaba la mochila en mi espalda antes de caminar rápidamente hacia mi clase de física.
No habían pasado ni treinta minutos cuando algunos golpes en la puerta interrumpieron la explicación del profesor.

Cuando nos amamos 2do LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora