Desperté con el sentido algo desorientado. En medio de una y muy blanda cama me levanté un poco para quedar sentada en ella, y al pasar la mano por mi desorganizado cabello, me di cuenta de los parchecitos en modo de curación que tenía por todo mi cuerpo. Asustada solo supe bajarme del colchón y empezar a revisarme de pies a cabeza. Todo parecía estar en orden, menos un vestido verde claro de seda que no sé como apareció, y si que menos recuerdo habermelo puesto. De sorpresas me topé con cuyo espejo, que aunque no tenga una imagen muy clara, me sirvió para presumir lo bonita que me vi al pararme frente a el.
-¿Lindo, verdad?- aquella voz repentina provocó que girara entre los talones para voltear a verle. Arrugue el entrecejo confundida, ¿Quién se supone que es aquella chica?- No te asustes Adrianna, mi nombre es Evangelina- se presentó raramente dándome una venía por cortesía- Soy tu dama de compañía, o para ser más exactos, soy tu asistente personal- sonrió.
La detalle de arriba abajo con un gesto de extrañeza, no es que la chica me pareciese un bicho raro o algo parecido, tan solo no comprendo que alguien como YO, tenga ahora una dama de compañía, cuando nunca CREÍ que tuviese una algún día.
-Creo que me estás confundiendo con otra persona- permanecí a la defensiva- Yo no soy una especie de princesa, reina.. o .
-Se lo que eres, Adrianna- me interrumpió.
-¿Ah sí?- arqueé una ceja- Y según tú, ¿Qué soy yo?.
-La futura emperatriz de todo daechwita, y claro está, la mujer que le dará un primogénito a nuestro emperador.
Me crucé de brazos y no pudiéndome contener, de mis labios salió un desanimado "WoW". La supuesta dama de compañía levantó una ceja y con la seriedad que dibujaba su rostro, no se quedó con la inquietud de preguntarme.
-¿No te crees capaz de darle un heredero a nuestro señor?-
-Tu no comprendes, y no creo que lo hagas jamás. Una chica como yo, no tiene posibilidades con un ser, que me supera DEMASIADO-.
-Al parecer la que no se da cuenta eres tú-
-¿Como?- me confundí. La muchacha de cabello castaño avanzó hacia mí, y después de estar frente a frente, colocó ambas manos encima de mis hombros..
-Fuiste traída desmayada en los brazos del soberano. Él mismo te acostó en la cama que ahora es de ustedes dos, ordenó que te revisaran el mejor personal médico, permitió que descansaras cuanto quisiste- ambas nos mirábamos directamente, ella con sus ojitos redondos y cafés, mientras yo le correspondía con mis azules marinos- ELIGIÓ a su total gusto TUS vestidos.
-¿Mis vestidos?.- repetí anonadada, tomada por sorpresa.
-¡TUS VESTIDOS!.
-¿Cuáles vestidos? ¿De qué me estás hablando?..-
Sin que me permitiese estar confundida, la chica ya estaba abriendo un enorme guardarropa donde se supone que ahí deben de estar mis vestido. Se me desplomó la quijada al ver como Evangelina me mostraba y lanzaba sobre la cama, un vestido más hermoso que el anterior. Así sucesivamente..
-Estos son tus vestidos- sonreía y enseñaba cada cosa a su paso- Estos son tus zapatillas, perfumes, JOYAS, y no M E L O V A S A C R E E R..- se veía más entusiasmada que yo.
-¿Qué?¿¿Quée??- me mataba la curiosidad por saber que era.
-Hanbock- se sonrió aún más- Y los más preciosos que hayas visto, ¿Aún dudas que pronto serás tú la emperatriz de su alteza real? ¿Umm?- fue ella la que esta vez colocó sus manos cruzadas.
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≠Daechwita≠ Terminada•
Historical FictionCada una de las cuatro esposas del emperador dió a luz un bebé en diferentes épocas del año. Todos ellos nacieron muertos, si eso no es maldición, ¿Entonces que lo es?.... 30 mujeres del harén en el palacio imperial es cambiado cada tres meses por c...