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Jimin es hermoso, lastima que es tan lunático y me ve como un blanco sin razón aparente.

-Sumo sacerdote Park- después de ese choque sin querer que hubo entre los dos, el de cabellera negra y larga no retiraba esa expresión que me hacía sentir tan poca cosa. Esta mañana tan asoleada y el joven lucía tan elegante, como si del mismo cielo un ángel hubiera caído; tan despampanante como si se hubiese preparado para una gran fiesta, donde claramente él sería el centro de atención para todos.

 Esta mañana tan asoleada y el joven lucía tan elegante, como si del mismo cielo un ángel hubiera caído; tan despampanante como si se hubiese preparado para una gran fiesta, donde claramente él sería el centro de atención para todos

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Ese envidiable cabello tan oscuro lo traía bien organizado, su Hanbock rojo con llamaradas naranjadas le hacía honor al nombre del templo que dirige. Su mano derecha sostenía una wagasa negra (paraguas), y en cuanto lo balanceó hacia mi, me sentí totalmente amenazada. Reaccione corriéndome varios centímetros para atrás arrastrada en el trasero ya que en el piso tirada me encontraba. No hubo mucha escapatoria, ya que lo había retrocedido, el sumo mayor los camino acercándose de nuevo a mi.

-¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Por qué no me deja en paz?-

Park se sonrió gozoso, y regresó su sombrilla gigante a cubrir sus espaldas. Esperé a que me dijera la razón, si es que este desgraciado se digna a darme las respuestas que necesito.

-Se nota que no tienes una idea del porqué te aborrezco tanto- pauso un momento, se agachó un poco quedando a mi altura y fijo me miró- ¡Oh mi queridísima Adrianna!. Tú no sabes nada de religión, o al menos mi creencia, pero como soy un hombre tan bondadoso, te pondré en alerta para que tengas mucho... cuidado de mí-

-Se supone que eres un sacerdote, ¿Y me estás amenazando?- valiente lo enfrente. Ambos no pudimos evitar escuchar trotes de escuadrones dirigiéndose para acá. Ya era hora del cambio de turnos, y los respectivos soldados que les toca esa zona, terminaron de desayunar para dirigirse para acá.

Sí jimin intenta hacerme algo, no le daría tiempo, pues rápidamente sería descubierto, y no creo que un personaje como él sea tan idiota para dejar revelar lo que es realmente. Un completo monstruo que se esconde detrás de esa carita bondadosa que no rompe un plato, y sobre esas vestiduras que le ayudan bastante a ocultar su criminalidad.

-Seré muy rápido contigo, inmunda esclava- endureció su ceño- Yo seré muy devoto a mis creencias, pero si tengo que dejar todo eso de lado para poder destruirte, simplemente me arriesgaré. De que te destruyo, te destruyo, y no pararé hasta verte acabada-

-¿Por qué hace todo esto? ¿Qué te hecho de malo para que me?-..

-TU....me arrebataste el amor del emperador, y eso es algo que no perdono. Lo considero como un ataque bajo hacia mi persona- su dedo lo enterró en mi frente, no fue algo que me lastimara, pero si tiene la suficiente fuerza para advertir lo que me haría.

-¿De qué está hablando?- muchos menos comprendí- ¿Como qué el amor? Usted es el sumo sacerdote. Yoon Gi es el emperador, y así tengan el mismo nivel ¿Como se supone que se van amar sin ambos son del mismo sexo? Es muy ilógico que...

≠Daechwita≠ Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora