OCHO (Jean)

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El sonido de un móvil rompe el silencio. Matt lo deja sonar pero casi de inmediato comienza a sonar de nuevo.

—Disculpa —dice mientras sale de la bañera y me bendice con la imagen de su cuerpo desnudo.

Y que cuerpo. No se molesta en cubrirse, es obvio que sabe lo que tiene y que lo tiene bien puesto, sale del baño y cierra la puerta. El sonido merma pero no se detiene. Seguramente lo está buscando. Deja de sonar y de inmediato lo hace de nuevo.

Vaya, debe ser algo importante si son tan insistentes.

El silencio se hace presente, de repente me siento demasiado incómoda aquí metida esperando a que él regrese. Me pongo de pie y salgo de la bañera, bajo con cuidado los escalones pero mi cuidado no sirve de nada. Resbalo y caigo de culo en el filo del escalón. Joderrrrrr. Que dolor. No me había dado cuenta que había gritado sino hasta que Matt aparece en la puerta con el móvil pegado a la oreja aun completamente desnudo.

Me cubro el rostro con mis manos y permanezco tirada en el frío suelo. No sé qué me duele más, el culo o el orgullo. Escucho levemente que Matt dice a quien este al otro lado de la línea que espere. De pronto soy levantada del suelo y acomodada entre unos fuertes brazos. Escondo mi cara avergonzada en el hueco de su cuello y dejo que me saque de ahí. Me recuesta sobre la cama y me hace girar hasta que estoy tumbada sobre mi estómago. Comienza a palpar mi trasero que duele demasiado. Y duele aún más cuando pasa sus dedos por donde me lleve el golpe más fuerte.

—Te saldrá un enorme moratón —dice con un tono levemente molesto.

—Lo sé.

De repente su boca reemplaza su mano y deja un reguero de besos sobre todo mi trasero. Oh dulce señor.

—No sabía que fueras un besador de culos, Matt —digo en broma.

Se ríe a carcajadas lo que provoca las mías, siento su aliento en mi fría y magullada piel. Lo cual provoca escalofríos que no son precisamente por el frío.

De pronto se aleja. Creo que ha recordado que dejó una conversación a medias. Regresa al baño donde dejó el móvil y sale después de lo que parecen unos cinco minutos. Entra por la puerta del armario y sale casi completamente vestido, parece molesto. ¿Se va? Bien, parece que es el momento de que me marche también. Me levantó de la cama con el culo adolorido y voy al baño por mis ropas. Me pongo los vaqueros sin ropa interior y todo lo demás, lo más rápido que puedo. No veo a Matt por ningún lado. Salgo de la habitación y lo veo acomodándose el saco de un traje de tres piezas en color azul marino con corbata y camisa a juego. Luce increíblemente guapo. Creo que probablemente estoy babeando.

—Debo irme. No creo tardar. Puedes esperarme aquí —me dice mientras acomoda su corbata color plata.

—Preferiría que me llevarás a mi casa. Por favor.

—¿Eso es lo que quieres? —pregunta mirándome directamente a los ojos.

Dios no. Eso no es lo que quiero pero no pretendo quedarme aquí esperándolo. Sola.

—Sí, Llévame a mi casa por favor.

Sacude su cabeza pero no me dice nada más. Espero de pie cerca de la puerta como una idiota mientras el termina de hacer lo que sea que está haciendo. No me dice ni una sola palabra. Empiezo a sentirme bastante incómoda con toda esta situación.

He decidido irme cuando viene hacia mí con paso decidido, me rodea con sus brazos y me besa. Cualquier idea de irme se esfuma rápidamente. Dice algo mientras sus labios están pegados a los míos pero no logró entender. Me suelta y se aleja, me toma de la mano y entrelaza nuestros dedos mientras me lleva fuera del departamento. Entramos al ascensor y el recuerdo de nosotros dos aquí llena mi mente. Joder jamás había hecho algo así. Miro en busca de alguna cámara, los ascensores de este tipo de edificios siempre tienen cámaras. Joder. Siento como mi rostro comienza a ponerse del color de mi cabello.

—No hay cámaras aquí. Es un ascensor privado.

¿Un. Ascensor. Privado? ¿Quién malditamente tiene un ascensor privado?

Las puertas se abren y entramos a un garaje hay solamente cinco autos, todos ellos son de la misma compañía, o empresa, o lo que sea, lo sé por el emblema que tienen en la parte de atrás que claramente no conozco. Se ven elegantes y costosos. Pero sólo cinco me parecen pocos para un edificio tan grande. Una idea tonta pasa por mi cabeza. Quién demonios necesita cinco vehículos. Yo sólo tengo dos y se llaman mis pies.

—Son todos tu...

Dice que si con la cabeza mientras abre la puerta de uno de los deportivos, este es color rojo. Me acomodo en el asiento del copiloto, mientras Matt cierra la puerta y camina por delante del auto para entrar en su lado. Todos los autos son suyos ¿está loco? Nos saca de aquí tan rápido que creo que me dan náuseas.

En poco menos de diez minutos estamos delante de la puerta del complejo de apartamentos en donde vivo con Amir en el distrito de Pike Place. El edificio es de ladrillo. Tiene sólo tres pisos. Todo lo contrario al impresionante edificio donde él vive.

—Paso a recogerte a media noche— dice, su voz a perdido toda la calidez y ahora es plana y desprovista de emoción mientras desbloquea los seguros automáticos de las puertas. Me quedo con la mano a medio camino para abrir.

—Lo siento, pero no lo creo— digo ligeramente molesta.

Sin mirarlo, me bajo y echo a caminar hacia la puerta de entrada. Toco el timbre porque no traigo nada encima. Espero que Amir esté en casa. No me gustaría tener que esperar aquí afuera demasiado tiempo. Después de unos segundos suena el timbre de desbloqueo de la puerta y entro en el edificio. Estoy cerrándola sin mirar atrás cuando algo, o mejor dicho alguien la detiene. Me apresa entre sus brazos, yo trató de zafarme de su agarre pero no me es posible.

—¿Si te suelto, prometes dejar de huir? —susurra cerca de mi oído. Vaya, creo que ya he escuchado eso antes. Digo que si para que me suelte.

Me deja bruscamente en el suelo y en lugar de encararle, camino hacía las escaleras. Aquí no hay ascensor. Siento que camina detrás de mí y el sonido de sus zapatos subiendo por las escaleras confirma mis sospechas. No sé por qué demonios me siento herida y abandonada. Me dijo que pasaría por mí y me sentí como una prostituta de la que puede disponer cuando se le plazca. No soy buena con la cosa de entender las señales y mucho menos a los hombres, pero el que me quiera en su casa después de lo que sea que tiene que hacer me deja un muy mal sentimiento. Llegamos al tercer piso y camino hacia la puerta del departamento que ya está abierta, soy débil con y por él y comienza a saberlo.

Me detengo a un paso de entrar y giro para verlo. Me dan ganas de traerlo hacia mí y besarlo de aquí hasta mañana. Pero sé que eso no sería posible, él tiene que irse a Dios sabe dónde con Dios sabe quién. ¡Oh dulce bebé Jesús! Estoy celosa. Yo. Celosa.

Ahora esta tan cerca de mí que casi puedo tocarlo. Pero no sé si hacerlo. No quiero mirarlo a la cara por temor a que se dé cuenta de lo que estoy sintiendo.

—Mírame, cariño.

Saludo mi cabeza diciéndole que no. Pero él se niega a aceptar mi respuesta negativa y con su mano eleva mi rostro. Cierro mis ojos tan fuerte que me duelen los parpados. Parezco una niña caprichosa.

—Mírame, debo irme por una cita de trabajo, y quiero poder pasar todo el día contigo mañana antes de que me falte tiempo para hacerlo.

¿Trabajo? ¿Quién tiene una cita de trabajo a las 10 de la noche?

—Créeme, nada me gustaría más que llevarte conmigo pero no puedo. Abre tus ojos, déjame verlos.

Por Dios, si no aprendo a decirle que no a este hombre pronto, voy a salir lastimada, lo sé. Lentamente abro mis ojos. Me mira como nunca me ha mirado nadie. Sus hermosos ojos azules me miran... diferente. Ni siquiera Thom mi ex novio de la preparatoria con quien duré cerca de dos años me miro así nunca. Y él, a quien apenas conozco. Me mira como si fuera la cosa más hermosa y valiosa que ha visto jamás. Y eso me malditamente asusta.

Acerca sus labios a losmíos pero no me toca, su respiración choca contra mi rostro. Mira mis ojos comosi estuviera pidiéndome permiso para hacerlo. Entonces yo cierro la distanciaque nos separa. Primero sólo pega su boca a la mía y se separa unoscentímetros, me mira con la sonrisa más malditamente adorable de este lado delEstado. Y me desarma por completo. Chocamos juntos en un beso frenético. Dandoy recibiendo todo.    

MINE [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora