DIECIOCHO (Matt)

9.1K 638 6
                                    

No sé por qué malditamente no puedo dejar de tocar a ésta mujer. La subasta está casi por terminar y la verdad es que en lo único que puedo pensar es en llevarme a Jean a casa y perderme entre sus piernas toda la noche. Joder me está convirtiendo en un cavernícola caliente. Y me encanta.

En cuanto la puja por la última pieza termina los presentes aplauden y se ponen de pie. Lo cual me obliga a hacerlo también, Jean se pone de pie a mi lado y mira a todos los presentes. Sé que ha estado a punto de irse sobre la yugular de Robert cuando lo vio. Fue malditamente adorable verla mirándolo como mira un niño los regalos debajo del árbol en Navidad. Agarro su cintura y la pongo cerca de mí pero está completamente rígida. Miro su rostro, cualquier rastro de color ha abandonado su hermoso rostro, sus ojos abiertos de par en par tienen reflejado el pánico en su máxima expresión. ¿Qué demonios está pasando?

—Jean, nena—le digo mientras pongo mis dedos bajo su barbilla para obligarla a que me mire. Me cuesta un poco pero logro que centre su mirada en mí. Y no me gusta lo que veo. Sus hermosos ojos azules están inundados de lágrimas. ¿Qué es lo que me estoy perdiendo? —¿Estas bien nena?

Me mira mientras sacude su cabeza diciéndome que no.

—Por favor Matt, llévame a casa.-su voz se rompe justo en la última palabra. No sé exactamente como, pero caminamos a la salida mientras la sostengo contra mí y le mandó un mensaje a Dan para que tenga lista la limusina en la parte trasera del lugar. No pienso dejar que una fotografía de ella en este estado aparezca en los periódicos de mañana.

Tony camina a nuestro lado y pregunta por qué demonios estamos saliendo durante la subasta. Jean se tensa más al escucharlo por lo que muy amablemente le pido que se vaya a la mierda. No entiendo por qué ella reaccionó así al escuchar a Tony pero pienso averiguarlo.

Cuando llegamos a la parte trasera del Garden and Glass Dan ya nos espera con la limusina. Mira un poco preocupado a Jean y luego a mí con cara de ¿qué demonios? Y aunque Dan a estado conmigo desde que tengo memoria y no tengo una maldita idea de que es lo que está pasando, no le importa. Subo a Jean al auto y le pido a Dan que conduzca hacia el ático pero Jean me pide que la lleve a su casa. ¿Qué demonios?

Cuando estamos en camino, subo el vidrio que divide la cabina del conductor de la parte trasera, Jean se ha pegado a la puerta contraria a la cual entramos y mira por la ventanilla, pero sin ver absolutamente nada. No sé porque pero de repente me encuentro muy cabreado. Me deja fuera, encerrándose en su mundo. Me acerco a ella pero no me mira. Joder no tengo ni puta idea de que hacer. Jamás me ha importado una mujer tanto como para querer saber qué demonios es lo que pasa por su mente.

—Jean... nena habla conmigo—le pido mientras la jalo para sentarla sobre mi regazo. Por un momento creo que se va a retorcer para salir fuera de mi agarre pero en su lugar se acurruca de bajo de mi barbilla y entierra su rostro en mi cuello. Puedo sentir su respiración dificultosa y mi maldito cuerpo comienza a responder a su cercanía. Dios, lo que faltaba. Ahora no amigo, no es momento. La aprieto contra mi pecho y trato de infundirle la seguridad que necesita pero en honor a la verdad estoy muy fuera de mi elemento.

No dice absolutamente nada durante todo el camino. Sé que está ocultando algo grande porque la manera en que reaccionó fue demasiado. Creo que se ha quedado dormida. Su respiración es más pausada. Sé que no debería hacerlo pero le pido a Dan que se dirija al ático. No sé qué es lo que le pasa pero sé que no pienso dejar que pase por ello sola en su apartamento, sola. Mencionó que Amir saldría con Ed. La quiero cerca para poder estar para ella en caso de que me necesite. Quiero que me necesite.

Después de aproximadamente diez minutos Dan nos está dejando en la entrada del edificio. Trató de salir del auto sin despertarla lo cual es un poco imposible pero sorprendentemente lo logro. Dan se va mientras entramos en el edificio, el conserje de la noche se apresura para llamar al elevador y después que entramos oprime el botón del ático mientras introduce una pequeña llave en el panel. No fue necesario el código de acceso. Se despide con un asentimiento mientras las puertas se cierran. Sostengo a Jean contra mi pecho. No se ha despertado. Es malditamente adorable, si no estuviera pasando esto, probablemente estaría ya dentro de ella. El elevador se detiene y entramos al departamento. La llevo directamente a la habitación. No tengo ni una maldita idea de cómo sacarle esté espectacular vestido. La dejó sobre la cama y por un segundo pienso dejarla con la cosa pero debe ser malditamente incómodo dormir así. Camino hacia el armario y tomo una camiseta del equipo para ella. Cuando regreso esta de pie y tratando de quitarse el vestido sólo ha logrado quitarse la parte de arriba. Jesús, es hermosa. Debido al escote trasero del mismo no está usando sostén.

Camino hacia ella, meto la blusa por su cabeza mientras una mirada de confusión cruza por su bello rostro. Creo saber exactamente lo que ella quiere. Y juro por lo más sagrado que eso es lo que malditamente quiero pero después de haberla visto en el estado en que estaba. No creo que sea la mejor de las ideas. Una lástima que a mi pene no le llegara el memo.

Termina de salir del vestido y lo patea lejos. Pensándolo mejor luce mil veces mejor sobre mi piso. Se quita también las bragas y las patea junto con el vestido. Joder. Siento como palpito y la verdad sea dicha estoy más que listo para ella.

Cierra el espacio que queda entre nosotros y une sus labios a los míos. Saca su lengua invitándome y por un segundo le doy lo que me pide. Pero me alejo. No era esta mi intención al traerla aquí. Simplemente quería acostarme con ella y estar ahí por si ella me necesita.

—Por favor Matt, te necesito.

Joder ella tiene un punto allí. Nos llevo a la cama y la recuesto mientras quito mi ropa que esta fuera más rápido de lo que nunca he hecho. Me recuesto sobre ella mientras abre sus muslos para acogerme. Siento la humedad en ella y eso casi me lleva al final. Lentamente empujó dentro de ella. Se siente tan malditamente increíble. Puedo sentir cada centímetro de su canal abriéndose para mí. Por mí. Llámame idiota pero esto es muy parecido a lo que pienso es estar en el cielo. Nuestros gemidos llenan a habitación. No hay palabras coherentes. No hay inhibiciones. Ambos nos movemos en perfecta sincronía. Somos perfectos juntos. Ella es perfecta. Perfecta para mí. Llegamos juntos y juro que cuando escuché mi nombre salir de sus labios en éxtasis, casi me tiene allí de nuevo. Caigo sobre ella. No parece molestarle mi peso así que entierro mi rostro en su cuello. Sus manos se enredan en mi cabello. Y besa la cima de mi cabeza. Después de unos minutos ruedo sobre mi espalda y la jalo contra mi pecho. Miro al techo y repaso en mi mente todo lo que hemos vivido. Joder parece que no es demasiado tiempo pero... ella besa mi pecho y se acurruca más cerca todavía, una de sus piernas va sobre mi vientre y su brazo rodea mi cintura. Entonces me aplasta como un tren a mil kilómetros por hora. Estoy completamente seguro que estoy enamorado de esta mujer. ¿Así es como se siente? No estoy seguro pero que se haría cualquier cosa por mantenerla a salvo.

* * * *

Me giro sobre mi estómago empujando mi cabeza duramente contra la almohada. Huele a ella. Deliciosa vainilla. Me pongo más duro de lo que habitualmente estoy por las mañanas. Entonces todo lo que pasó ayer regresa a mi mente como un tsunami. Su manera de reaccionar en la subasta. La manera como me pidió que la tomara. La manera en que se entregó a mí. Fue apasionado y urgente. Ella acercándose a mí lo más que pudo. El calor de su cuerpo en mi costado. Y ese calor se ha esfumado. No esta. Me levantó como impulsado por un resorte. Voy al baño pero la puerta está abierta así que es poco probable que ella este ahí adentro, de cualquier manera miro dentro. No esta. Me dirijo hacia abajo, tal vez le dio hambre y está en la cocina.

—Jean, nena.

No está. Corro por el departamento gritando su nombre pero ella malditamente no está. Regreso a la habitación y me pongo lo primero que encuentro. Y salgo en dirección a su departamento. Debe haber ido ahí. Mi maldito corazón va a mil latidos por minuto. Mientras mil preguntas se amontonan en mi mente. Pero la que más retumba es ¿Por qué ella, malditamente me dejó?

Llego a su piso y tocó como maldito poseso el timbre del interfon, después de lo que parecen como mil horas escucho la voz de un hombre salir por el intercomunicador.

—¿Quién es?

—Soy Matt, está... está Jean en casa.

Todo se queda en silencio por lo que parece una maldita eternidad. Cuando estoy a punto de tirar la maldita puerta a patadas el ruido metálico de esta al abrirse me detiene. Subo los escalones de tres en tres hasta su piso. Cuando llego está el tipo del restaurante parado junto a la puerta casi bloqueando la maldita cosa por completo. No recuerdo que fuera tan enorme.

—¿Ella... Ella está aquí? —pregunto y sueno un poco como un maniático.

—Se esconde de ti. Está en su habitación.

Esa declaración duele. Joder si duele.

ji1l


MINE [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora