Llevo sólo un par de horas frente a la computadora retocando algunas de las fotografías que tomé esta noche y ya me arden los ojos. Reconozco que ha sido una larga noche. La fiesta era de los padres de un hombre con el que he estado saliendo, Ben. Celebraron por los veinticinco años que llevan de matrimonio, es de admirar, parecían un par de adolescentes enamorados. Son una linda familia y me trataron como si fuera parte de ella, en lugar de ser sólo la fotógrafa. No me sentí muy cómoda ya que Ben y yo sólo hemos salido un par de veces, nada serio, es un chico lindo. Un día escuchó a Amir hablando sobre como soy una increíble fotógrafa, y que mis fotografías son de otro planeta, entonces me pidió que hiciera el trabajo. No me gusta alardear pero si soy bastante buena.
Comencé con mi afición a la fotografía en la preparatoria. Trabajaba en el periódico escolar con una columna llamada "QUE LEER, CUANDO NO SABES QUE LEER" me gustaba recomendar libros y de vez en cuando le pedía a la pareja de moda que posara, interpretando a los protagonistas en alguna escena de la historia.
-Vete ya a la cama pequeña -susurra Amir desde la puerta de mi pequeño estudio.
Su cabello negro esta algo despeinado, parece que han tirado de el en todas direcciones. Sus ojos son apenas dos rendijas y sólo viste un bóxer Calvin negro. Él está muy bien, es una lástima que sea gay. Tiene el abdomen marcado y sus piernas son delgadas pero muy bien definidas. Y su rostro es como si lo hubieran tallado los antiguos griegos.
-Ya casi, sólo tengo que terminar esta fotografía -digo.
-Bien, nos vemos por la mañana preciosa.-Viene hacia mí y planta un beso en mi coronilla. Después se marcha y cierra tras de él la puerta.
* * * *
Un fuerte golpe y una maldición me sacan de mi sueño. Levanto la cara del teclado de mi computadora. Auch. Seguramente Amir está intentando preparar de nuevo el desayuno sin quemar la cocina. No sé por qué lo sigue intentando. Ha comprado cientos de libros de recetas y ha visto un montón de tutoriales en YouTube de como cocinar sin morir en el intento. Pero nada le funciona. Y lo peor de todo esto es que soy yo la que tiene que comer sus intentos culinarios culminados en desastre que me dejan un mal sabor de boca durante todo el día, aun después de cepillarme los dientes.
Me levanto y me pongo un par de pantalones de chándal grises con la palabra sexy estampada en el trasero y una blusa de tirantes negra. No me molesto en cepillar mi cabello, sólo lo recojo en un chongo mal hecho. Tropiezo con una de las pilas de libros que tengo en el suelo. Oh lo siento pequeño Harry, la acomodo y salgo en busca de mi mejor amigo.
-Buenos días Amir -digo.
-Buenos días dormilona, te ves radiante esta mañana. Te presentó a Ed. Ed ella es Jean.
-Edmonth. Hola preciosa, mucho gusto.
-Hola -digo mientras me siento junto a él en la barra de la cocina. Es alto y moreno. Y muy guapo. Y pasó la noche aquí. -Este me gusta Amir, puedes conservarlo.
-Ja, ja. Bueno, tal vez considere conservarlo -dice metiéndole un repaso muy apreciativo. Miro a Ed y a pesar de su tono de piel se ha sonrojado. Se nota que se gustan. Hasta yo he podido sentirlo.
-¿Qué preparas? -pregunto para deshacer un poco la tensión sexual que ha provocado mi amigo.
-Un delicioso capuchino y magdalenas de chocolate.
-Bien, quiero un par de esas magdalenas. Estoy hambrienta.
Tal vez Amir no cocine como un chef de alta cocina pero muero de hambre.
-¿Y, a que te dedicas Ed-month? -pregunto para llenar el silencio y conocer un poco al hombre.
-Oh no, no lo harás de nuevo pequeña Jean, ningún interrogatorio hasta terminar de desayunar. El último salió corriendo después de tu tercer pregunta y ni siquiera probó mi Crème brûlée.-suelta Amir con los ojos chispeantes de diversión contenida.
Ed me mira como si acabará de patear a su perrito bebé.
-Él sólo está bromeando. Además, Amir nadie querría probar tu Crème brûlée por voluntad propia.
-Es perfecto que no haya interrogatorio-interviene Ed-, porque me dedico a traficar droga y por las noches soy bailarín de pole dance.
Los tres nos miramos un segundo y comenzamos a reír hasta que nos duele el estómago, y se nos saltan las lágrimas. Seguimos bromeando por lo que parecen ser horas. Él me cae muy bien, espero que esté cerca por mucho tiempo. Ya le hace falta a mi amigo sentar cabeza. No es incómodo estar con ellos, al contrario estoy a punto de hacerme pipi en los pantalones. Él timbre del apartamento suena un par de veces. Me levanto para abrir aun tratando de contener la risa, me duele la cara y el abdomen de tanto reír.
Abro la puerta y en la alfombra color granate del pasillo hay un enorme arreglo floral. Margaritas, rosas y creo que esas son ¿dalias? No estoy segura. Todas en color blanco y en el centro una hermosa rosa roja que parece irreal. Es tan hermosa, destaca por completo de entre las demás no sólo por el color. Me asomo hacia ambos lados del pasillo pero tardé demasiado en abrir así que quien lo dejó aquí ya no está. Un pequeño sobre descansa detrás de la rosa roja. Lo tomó y en el tiene mi nombre escrito a mano con una letra impecable. Vaya, son para mí. Pero quién pudo haberlas enviado. Ben definitivamente no lo haría. No tendría motivos.
-¿Quién es Jean? -pregunta Amir desde la cocina.
-Nadie -grito.
Se escuchan sus pasos por el pasillo hacia el recibidor.
-Si no es nadie porque demonios tardas tan... -sus ojos se abren como platos y me mira con una sonrisa moviendo sus cejas de arriba a abajo.
-¿Puedes ayudarme a meterlo? -le pido.
-Claro preciosa. ¿Son de Ben?-pregunta, pero sabe que claro que no son de Ben.
Coloca el enorme arreglo en la mesa de la sala de estar. Aun sostengo la tarjeta en mi mano. Mirándola como si pudiera adivinar de quién es antes de leer su contenido. Abro el sobre, saco la tarjeta que está también escrita a mano, y la leo.
"Me costó demasiado encontrarte, señorita Samuels.
Fue una noche asombrosa y necesito más."
M.M
¡Carajo!
Ese es mi primer pensamiento después de terminar de leer la tarjeta. Y, cómo demonios sabe quién soy y dónde vivo es el segundo. Ya han pasado casi seis meses desde aquel día, y aún puedo recordar todo de él. Su tacto en mi piel. Su aroma sobre mi cuerpo. Sus labios suaves. Su sonrisa. Su rostro mientras se deslizaba dentro y fuera de mí. Su voz, esa maldita voz. Ojalá nunca lo hubiera visto, ojalá lo hubiera mandado al diablo en ese instante. Sueño con él prácticamente todos los días. Y una que otra vez me permito pensar en lo que hicimos mientras me toco.
Después del día de la graduación de Amir me fui de vacaciones un mes entero a Inglaterra. Bueno no fueron vacaciones, vacaciones pero sirvió para el propósito. Alejarme. Ahí conocí algunos hombres atractivos y aunque podría haber pasado a más con ellos. Algo en el fondo me lo impedía. Cada día que ha pasado desde entonces he pensado en él. No sé su nombre. Ni su edad. Ni si es soltero o casado. Nada. La experiencia física que me regaló es lo único que sé.
-Tierra llamando a Jean ¿Quién las envía, cariño? -pregunta mi amigo... le conté todo sobre esa noche pero omití el hecho de que ni siquiera sabía su nombre, para Amir, él es Daniel. El tipo al que le regalé mi virginidad en una noche de borrachera. ¡Y ni siquiera estaba borracha!
-No lo sé. Sólo está firmado con una M.M
Guardo la tarjeta antes de que él quiera verla. Y la pongo en el único lugar donde sé que Amir no se atreverá a meter la mano. En las bragas. Es gay por una razón. Las vaginas no son lo suyo.
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MINE [editando]
RomanceJean Samuels tiene un oscuro pasado. Nadie salvo quizá su mejor amigo Amir puede mencionar lo que ocurrió... Hasta que llega él. Sabe lo que quiere. Y la quiere a ella. ¿Pero la querrá aún sabiendo sobre su pasado?