QUINCE (Jean)

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Camino entre montones de vestidos de noche que me encantan. Estoy con Zayra una asistente de compras. Parece que ha estado trabajando para Matt durante una temporada. Me muero por hacerle miles de preguntas. Parece muy amable y viste un conjunto de pantalón y saco gris con una blusa de satén rosa. Todo luce costoso. Debe ser costoso estamos en ¡Naiman Marcus, por Dios!

Debo elegir sólo uno. Fue mi condición para dejarme arrastrar hasta acá. Pero es que todos son tan hermosos. Al final Zayra me dice que elija los que más me gustan y me los pruebe. Lleva ahora una percha con unos veinte vestidos aproximadamente, en colores neutros. De repente un vestido llama mi atención. Esta casi al final del pasillo es color nude con mangas tres cuartos se estrecha en la cintura y cae hasta el suelo tiene una abertura en la pierna izquierda, es de encaje. Es hermoso.

—Un vestido increíble —comenta Zayra detrás de mí. No era necesario que lo dijera lo es—Es único; el diseñador no es muy conocido.

Si es único debe ser costoso. Muy, muy costoso. No sería una buena idea probármelo pero... quiero. Le digo a Zayra que me lo probaré. Usa una llave especial para sacarlo del maniquí. Joder. Estaba asegurado. Esto es una muy mala idea.

—Esto... ¿No se pasa del presupuesto?—le pregunto en voz más alta de la que pretendía. La dependienta me mira con cara de espanto. ¿Dije algo malo?

—No hay límite en el presupuesto —dice muy pancha y coloca el vestido en la percha.

Caminamos hacia el vestidor y Matt está ahí sentado esperando pacientemente. Dios es tan guapo. Nos mira llegar y me regala una sonrisa de oreja a oreja que debilita mis rodillas que amenazan con convertirse en gelatina. Se la devuelvo mientras se pone de pie da unos cuantos pasos para acercarse a mí. Estamos tan cerca cómo podemos sin tocarnos. Su aliento sale de sus labios y roza mi rostro. No puedo evitar mirar sus labios. Quiero que me bese.

—¿Encontraste algo que te guste?—susurra mientras acerca su cara a la mía. No sé qué me pasa pero soy incapaz de formular una respuesta así que asiento con la cabeza—Perfecto. Vas a probártelos... y vas a modelarlos para mí.

Una risa genuina escapa de mis labios. Este hombre está loco. Aunque la idea de que quiera que me pruebe los vestidos para él me pone. Me mira con sus ojos brillantes y unas arrugas pequeñas enmarcan sus ojos. Se ve mucho más guapo si es que es posible.

—Me encanta ese sonido —dice y pega sus labios a los míos. Tan despacio y tan delicadamente como si fuera a romperme. Sus manos rodean mi cintura y en automático rodeo su cuello con mis brazos. Entierro mis manos en su cabello y jalo un poco. Se separa de mí y de inmediato echo de menos sus labios.

—Vamos pruébate esos vestidos cariño. O te voy a tomar justo aquí.

Mientras camino al vestidor me da un azote en el culo. Me giró un poco descolocada pero se me pasa al ver su sonrisa pícara.

Ya sé que vestido es el que me llevaré, es afortunadamente de mi talla. Pero aun así me pruebo los demás para él. Casi todos son largos pero hay unos cuantos demasiado... provocativos. En cuanto salgo me da un repaso de los pies a la cabeza y dice que le encantan. Todos le encantan. Me hace dar vueltas y caminar de ida y venida. Zayra ha desaparecido. Dejo el vestido de encaje para el final. No sé si quiero que lo vea. Aunque no es como que pueda evitarlo. Él va a pagarlo. En cuanto logro terminar de ponerme el vestido aparece Zayra y abre la cortina deja a mis pies unos tacones de infarto color nude con suela roja. Son unos Christian Louboutin. Los visto en internet y en las alfombras rojas por la televisión, si la suela es roja son Louboutin. Joder. Me los pongo y volteó a verme en el espejo. Carajo. Es hermoso. La espalda tiene escote en v que llega justo arriba de la división de mi trasero. Es imposible que use sostén con esto. Y ya que vamos tampoco bragas.

—Se ve usted muy hermosa —susurra Zayra mirando mi reflejo en el espejo.

—Gracias. Em está Matt ahí fuera.—pregunto.

—No, me parece que fue al servicio.

—Perfecto. Creo que me llevare este. Que él no lo vea. Por favor.

—De acuerdo —sale del vestidor para que me quite el vestido en cuanto me pongo de nuevo mi ropa sé lo paso a la dependienta que se lo lleva junto con los zapatos y el resto de los vestidos que me probé.

Salgo y Matt aún no ha vuelto. Me siento en el sofá que él ocupaba y espero. No tarda demasiado en regresar. Se sienta a mi lado y me jala para sentarme en su regazo.

—¿Has elegido algo bonito?—susurra con sus labios pegados a mi oreja. Miles de escalofríos recorren mi cuerpo.

—Sí, muchas gracias Matt— susurro. No sé porque susurro.

—No me las des. Vamos, hay que ir a casa. Necesito estar dentro de ti. Te tomaría en el vestidor pero no prometo que no vayas a gritar.

Un jadeo escapa de entre mis labios cuando empuja sus caderas hacia mí. Esta duro y más que dispuesto. Nos pone de pie y caminamos hacia la salida del local. Nos entregan las bolsas y prácticamente soy arrastrada de vuelta al auto. Conduce de la manera más imprudente. No respeta ningún señalamiento, pasa dos semáforos en amarillo casi en rojo. Se puede decir que es... un hombre con una misión.


MINE [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora