boulevard of broken dreams

133 12 9
                                    

21/02/15

«¿Qué es hombre sin sus recuerdos? ¡Somos lo que vivimos
—Assassins Creed Reveletions.

No sé cómo, pero aquí estoy, en último año para el planeta tierra según los Mayas.

Hay tarta en mi ropa, en mi pelo, y en cualquier lugar de mi piel.

El baño está empapado,

las risas inundan mis oídos.

—¡Eh! ¿Qué haces ahí parada? Ven.—Me grita el cumpleañero, mis pasos suenan huecos y hacen eco en la ruidosa calle, cosa que no tiene sentido. Sigo andando, todo empieza a desenfocarse, cómo si fuera el objetivo de una cámara de baja calidad.

Corro hacía él, pero ya no está.

En cambio, tengo a mi mejor amigo entre mis brazos. Su respiración esta agitada, y puedo notar las lágrimas inundar mis mejillas. Estamos sólos, en una vieja clase que me resulta familiar. El sol radiante entra por la ventana y, según deduzco-por el maldito calor que hace- es principio de Junio.

—Yo...—Dice él, con la voz entrecortada y ronca, empapando mi camiseta blanca con sus lágrimas —Nos vamos a diferentes institutos y yo...—Lo apego más a mí.—Yo no quiero perderte, M.—Antes de que pueda reaccionar, él ha desaparecido. Cómo un fantasma.

Mi cabeza no enlaza nada, ¿estaré soñando? ¿tendré fiebre?

La puerta chirría cuando la abro en busca de respuestas. En los desérticos pasillos no hay nadie, ni una triste alma.

Puedo ver una nota en el suelo, que con intacta caligrafía dice:
«El pasado es lo que recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar.»

Siento el aire rozar mi rostro, al levantar la vista, otro cambio de escena. Otro lugar.

Una rendija deja paso al caluroso aire de Junio, estoy en un baño, sucio y destartalado. Me observo en el espejo, pelo largo, camisa de cuadros negra y gafas de pasta.

—¿M, qué haces aquí?—Una vieja amiga me mira, intento buscar una respuesta normal, no le puedo decir 'oh, creo que estoy perdiendo la olla, así que no tengo ni idea de que hago aquí'. Ella corre hacía mí mientras grita "¡felicidades!" y sonrie.—¡Trece años! Estás vieja.

—¿Trece años?—Pregunto incrédula. Mi amiga se rie, haciendo eco en los desolados baños. Después no está.

Se había esfumado cómo un recuerdo, cómo si nunca hubiera existido.

Y otra nota la reemplazaba:
«Sólo se inventa mediante el recuerdo

Me enfado.

Aquel "juego" me tenía desquiciada.

Comencé a gritar, a la nada, notando mis ojos arder.

Poco después, tenía a mi mejor amiga ante mi, y ya no estabamos en aquel mugroso baño. Sino, en los escombros de lo que alguna vez fue una torre. Varios amigos reían y mi amiga me hablaba.

Yo no podía escucharla.

Sólo sentía un increíble mareo.

«aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. la vida, en realidad, es una calle de sentido único.»

Y todo se vuelve negro, siento que estoy cayendo. Todos mis huesos crujen al entrar en contacto con el suelo.

Abro los ojos.

—¿Alguna duda? —Pregunta la mujer rubia dejando de apuntar en la pizarra.—Bueno, esto ya lo visteis el año pasado en Primero.— El murmullo de clase habitual se suma a la profesora explicando algo que no entiendo, y eso que es literatura. Miro mi mesa, una agenda descansa en mis manos.
«Un corazón roto nunca vuelve a palpitar de la misma forma, por mucho que nos empeñemos en demostrar lo contrario

Miro hacía mi derecha, y allí está él. Mucho más joven, woh.

Me mira y sonríe... Como antes.

Después no hay nada.

Sólo una habitación oscura, llena de fotografías.

Hace un frío estremecedor y siento mi corazón bombear con extrema rapidez.

Un hombre, muy parecido a cierto protagonista de un juego que no consigo recordar está sentado mirándome.

Tiene una poblada barba blanca, y ojos marrones. Las facciones de su cara están marcadas de más, se levanta y yo me acorralo en una esquina.

—No tengas miedo, no te haré daño.—Me extiende su gran mano y tardo varios segundos en tomarla para ponerme en pie. —Sé que tienes muchas preguntas...

—Bastantes. ¿Qué es todo esto?

—Paciencia, paciencia... Primero dejame enseñarte este lugar.—Aquel tipo me pareció un loco de remate, ¿qué me iba a enseñar en una habitación negra y oscura, apenas alumbrada por una bombilla que colgaba del techo? Me dio la espalda y pude adivinar que miraba: las fotos de la pared. Me coloqué a su lado.

Las fotos las conocía, eran... eran mis fotos.

—¿Recuerdas ese día? —Su dedo señaló una antigua foto, tomada cuando yo rondaba los 3 años. Era la primera vez que nevaba en mi ciudad. Apareciamos mi madre y yo en la puerta de casa, observando estupefactas la nieve. Asenti y él observó otra fotografía. —¿Y aquél?

—Ese fue cuando cumplí los 13, mis amigos me regalaron la guitarra que llevaba pidiendo dos años enteros. Me encantó aquel día.

—¿Quién es la chica de esta foto?

—Mi mejor amiga.—Respondí mirando al hombre barbudo.—Nos pintamos así de broma.

—¿De cuándo es esta?—Otra nueva foto.

—De este mismo año.—El hombre asintió y así fue preguntandome cualquier cosa sobre todas las fotos de aquella habitación.

Yo fui paciente.

Nos sentamos en el banco donde el se encontraba al principio.

—¿Por qué tantas preguntas? ¿qué es todo esto?

—Quería comprobar que no tenías amnesia.—Chasqueó la lengua y yo jugué con mis dedos. —Algunos les pasa cuando llegan aquí. Aunque esos son los casos más graves, suelen estar en coma o delirando por fiebre o drogas. Tú sólo estarás durmiendo.—Iba a preguntarle a que se refería y quién era, pero continuó hablando.—No soy nadie, pequeña M. Sólo un producto de tu imaginación, reencarnado en el personaje que tu consciente deseé. Ahora soy Joel, pero si hubieses querido, podría ser DiCaprio.

—¿Qué es todo esto?—Conseguí cuestionar cuando el terminó. Sus ojos se concentraron en mi anatomía.

Soltó una leve risa.

—Bienvenida al bulevar de los sueños rotos.

NOTA:
VALE 2,9K LEÍDOS. L-E-Í-D-O-S. AY.
GRACIAS A TODOS, DE VERDAD.
El capítulo de hoy es algo extraño, aún así, espero que os guste.

-M

El Año De Los FugitivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora