El deseo del Príncipe [Finalizado]

1.-

A Harry le hubiera gustado poder tomar la mano de Ginny mientras daban esa caminata junto a su hermana y otra sirvienta más, dos guardias los escoltaban por el enorme jardín del castillo. —Por fin llegó julio. —Murmuró ansioso, aunque de forma contradictoria también sentía miedo de que aquel mes llegara, su cumpleaños numero dieciséis se acercaba y con ellos y su más grande deseo.

Casarse con la mujer que más amaba.

— esas rosquillas que comimos en el pueblo, Astrid? Se me antojaron ¿Sera que si le pedimos el favor a un guardia iría a comprarlas? —La voz de Eugene desconcentro a Harry, ambos sequitos se toparon en una de las esquinas del jardín. Eugene observó al príncipe y la princesa, sin demorar mucho hizo una reverencia demostrado su respetó. —Altezas. —Exclamó de forma respetuosa para luego continuar con su caminata.

Ginny observó a su hermano adoptivo, llevaba un vestido de color purpura y usaba una especie de manta-abrigo de color gris con algunos destellos brillantes sobre sus hombros, su cabello negro caía sin ningún nudo, y junto a él, sus dos inseparables sirvientas: Astrid y devora, tras ellas estaba Danilo, el guardia que les protegía.

Hermione y Harry asintieron levemente, casi al mismo tiempo, el chico siguió su caminata y ellos siguieron la suya sin cruzar muchas palabras, Eugene, era un doncel que había nacido y criado en el castillo, si bien, era el hijo adoptivo de la familia más antigua de los "sirvientes" Eugene no era tratado cómo uno, para Harry y Hermione aún era difícil de explicarlo, su padre parecía tener un preferitismo con el joven pero... con el tiempo descubrieron qué quien se encargaba de la manutención de Eugene no era solamente su padre, sino que también era su abuelo, el abdicado rey Fleamont.

—Hoy vendrá un costurero y su hermano, el joyero—Hermione comenzó un tema para despejar el silencio. —Mamá dijo que tienen tanto vestidos como joyas exclusivas, con suerte estaremos estrenando un vestido nuevo mañana. —Exclamó la chica a su amiga pelirroja.

Las mejillas de Ginny enrojecieron. La princesa era su mejor amiga, habían sido amigas desde que tenían memorias para recordar, y no solo había sido su compañera de juegos, la gran mayoría de vestidos que tenía eran gracias a ella y bueno... a Eugene, los vestidos que este no usaba se los regalaba, aunque, con sus dos sirvientas ya era una difícil tarea adquirir una de aquellas prendas caras, aunque Eugene siempre encontraba la forma de comprarle un vestido nuevo, pero... Le hacía sentir incómoda ¿Por qué su hermano tenía ese beneficio de no tener que preocuparse en las mañanas para trabajar? No lo entendía y tal vez eso, era lo que la mantenía alejada de él, y eso, para su vergüenza, la envidia que sentía también.

—Te... compraré algo. —Susurró Harry a la pelirroja mientras le sonreía tímidamente.

Ginny quiso detenerse y besarle, pero, era imposible, no quería problemas, ni con sus padres, ni con el rey, el rey James era el terror hecho persona, le daba miedo de tan solo tenerle cerca, ya había sufrido varias malas experiencias con él, una de ellas había sido en una de las cenas, había traído vino y el rey había tendido su copa a ella para que la llenara, gran error. Sus nervios le habían traicionado, había terminado mojando al rey, y como resultado el vino que había servido había sido arrojado a su cara por su error.

Ginny recordó la humillación de ese momento, no quería volver a pasar por algo así de nuevo, así que mejor se mantenía en bajo perfil.

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Lily observó con atención el centenar de joyas que habían sido llevadas para su elección, su suegra, la reina madre, le acompañaba.—Esta gargantilla de esmeraldas esta hermosísima.—Murmuró admirándola, observó su valor en el pequeño listado que le había sido entregado, vale, tenía para comprarse hasta siete de esas sin ningún problema pero, desde niña había sido educada para no dejarse llevar por lo banal.—Creo que un collar sencillo estaría mejor.—Murmuró escogiendo una cadena de oro con una minúscula esmeralda como dije.