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Ginny se paseó en solitario en el castillo, si bien ahora tenia dos sirvientas (dos de sus amigas) a su disposición, había querido salir ella sola a despejarse. Se sentía incómoda, lo que de supone que pensó que disfrutaría no se estaba cumpliendo a cabalidad.

Mientras pasaba por uno de los balcones escuchó una conversación bajo este, ya que nadie podía verle, Ginny se acercó a escuchar con cuidado al escuchar su nombre en aquel diálogo.

—Puedo entender que al príncipe le guste pero.. ¿Casarse con ella? No lo sé, me parece demasiado ordinario.—Eran varios guardias reunidos.—Ahora los Weasley se creen los dueños del castillo.

Ginny tembló.

—Tal vez si el príncipe se hubiera interesado en el joven Eugene no protestaría, la verdad, es precioso, Joder, demasiado, y es ha sido educado como un noble, el rey Fleamont se hizo cargo de Eugene desde que nació, mira que muchos pensaron que hasta era su hijo, pero sólo es su padrino, y estoy seguro que todo el Reino prefiriere a ese chico que a ella. Es muy amable, educado, y buena persona, en Navidad siempre da dinero a la Iglesia para que puedan repartir comida a los más pobres ¿Quién no adora ese chico?..

Las orbes de Ginny se humedecieron, trato de llamarles la atención pero fue incapaz de decir algo.

—Pero bueno, ya que.. sólo espero que el Reino no se vaya a la mierda o perdamos aliados o algo así, aunque bueno, todavía no se han casado así que el príncipe puede retractarse.

—Si pero que se case con otro, el joven Eugene es demasiado hermoso para estar junto a él—Otro guardia termino la conversación de esta forma mientras reían.

 Ginny salió del balcón y regresó sus pasos a su habitación, tal vez lo mejor era quedarse ahí y no salir nunca más pero.. se detuvo a medio camino, tal vez lo mejor era ir con su madre, si, ella le consolaría, le diría que todo estaba bien y le haría sentir más segura pero.. cuando llego al pasillo en el que se encontraba las habitaciones de los sirvientes, sintió a varias miradas sobre ella que le hicieron sentir aún peor.

—Mi Lady.—Una de sus mejores amigas le observó.—¿Algo que pueda ayudarle?

Ginny estuvo a punto e corregirle, de pedirle que no le dijera así pero, entonces recordó todas las veces que en las que ella había tratado de la misma forma a Eugene.—¿Mi madre?

—Esta en su habitación con el joven Eugene, Mi Lady.

Ginny asintió y no dijo nada mas, se perdió nuevamente entre los estrechos pasillos subterráneos del castillo hasta llegar a la puerta en la que estaba la habitación de su madre y padre, al abrir la puerta encontró a Eugene probándose un vestido de un color verde muy oscuro frente a un espejo mientras su madre trataba de ayudarle a cerrar la parte trasera del vestido.

—He.. mamá.

Molly se volteó y le sonrió.—Cariño ¿Cómo estas? ¿Qué haces aquí? Pensé que te estarías divirtiendo.

—Bueno, he tratado pero ha sido difícil.

Eugene respiró profundo cuando su madre le ayudó a terminar de abrochar el vestido, sonrió contento al verse reflejado.—Se han conservado de manera perfecta ¿Puedo llevarlos a mi habitación, mamá?

Molly asintió.—Si, pero cuídalos cariño, no quiero que se estropeen ¿De acuerdo?

Eugene asintió y observó a Ginny.—que guapa se ve, Mi Lady.

Ginny se removió incomoda.—No es necesito que me digas así.

Eugene río levemente.—¿Qué? Vamos te casaras con el príncipe, dentro de poco tendré que decirte alteza, ya es hora de ir practicando.—el de cabello negro acomodo los tres vestidos que le habían sido entregados.—Sonríe un poco y disfruta, vamos, tu deseo se esta haciendo realidad.

El deseo del Príncipe [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora