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James se masajeo la parte trasera de su cuello mientras tomaba asiento frente a Eugene, un pequeño comedor con solo dos sillas habia sido colocado dentro de la habitación del chico, la cena esta servida.—me duele la cabeza.

Eugene sonrió levemente mientras cortaba la carne que habia sido asada y sazonada a su gusto.—Un buen baño y un buen Té, solucionará ese dolor, Majestad.

James se quitó los lentes para limpiarlos y ponerlos nuevamente.—¿Cuántas veces.. te he podido que no me digas así?—La amargura en la voz del rey era evidente.

Eugene enterró su vista en el plato.—He.. bueno, no quiero tener problemas en caso tal de que llegue a equivocarme y le llame de forma inadecuada, Majestad .—Expresó el doncel para luego beber un sorbo de agua.

James río de forma forzada como si estuviera enojado, llevó una copa con vino que le habia sido servida y bebió hasta la mitad de esta.—Problemas.. es lo único que tengo en esta vida..—Murmuró, observó su comida y dio un bocado las papas hervidas y salteadas.—Al menos te tengo a ti, Eugene. Te quiero.. ¿Lo sabes?

Los labios del chico temblaron, observó los ojos del rey que eran iguales a los suyos.—Yo también te quiero, papá.

James sonrió finalmente, contento de escucharle, comió la comida con energía, como si le hubieran inyectado una dosis de adrenalina.—Vi que él te ha comprado un caballo nuevo, imbécil.—Murmuró mientras masticaba.—Tal vez con suerte se rompa el cuello si se tropieza al bajar de la cama.

Eugene bebió más agua.—¿Realmente quiere hablar de él?—Preguntó, el hablar del rey Fleamont no era de sus temas favoritos.—El cumpleaños de su hijo se acerca, majestad ¿Aceptará lo que le pida?

James se mostró sin interés alguno.—No es como si me importara mucho su vida, el que muera o viva no me interesa, puede hacer lo que quiera.

Eugene suspiró, le hubiera gustado beber algo de vino pero lo hizo, comió otro bocado de carne, mastico y tragó.—El Príncipe y mi hermana ellos.. están enamorados.. creo que el le pedirá que...

James bebió del vino hasta terminarlo.—Ha repetir las tradiciones familiares ¿La tiró desde la torre o hacia las caballerizas?—Preguntó sin sentimiento alguno.

—¡Majestad!—Eugene gritó molesto al escucharle tal día, sus mejillas pálidas enrojecieron.—No le veo nada de gracia a eso...

James pinchó con su tenedor algo de la ensalada servida.—No le daré lo que no me dieron a mí.—Murmuró el rey sin verle a los ojos.—Tendrá que casarse con alguien que yo elija.

Eugene se removió nervioso en su asiento.—¿Y si el intenta escapar? ¿Dejará que ocurra lo mismo?—la voz del joven casi fue un susurró.—Por favor, alteza, permítales la oportunidad de ser feliz.

James tiró su servilleta de tela sobre su comida, faltaba al menos la mitad para acabarla.—¿Quieres que lo haga por él o quieres que lo haga por ti?—Preguntó el rey viendo fijamente.—Ese chico, y esa chica, no me interesan Eugene, no lo hacen, ni un poco ¿Lo sabes, no es así? No me pidas que piense en la felicidad de Harry, por que no me interesa, y tampoco en la de Hermione o en la de la chica esa, Ginny, la única persona que me importa en este castillo eres tú.

Eugene apretó con fuerza la servilleta de tela que estaba sobre su regazo.—E-entonces, si es así, por favor, majestad, por mi, permita que mi hermana y su hijo se casen.

—Tu eres mi hijo, Eugene.

El doncel le miró con desespero.—Por favor, por favor.—casi suplicó.—Se qué su corazón no perdona, y se que es difícil hacerlo, se que el dolor que le causaron no puede ser olvidado pero.. Se qué a usted, majestad, no le gustaría ver a nadie sufrir lo que usted sufrió.

El deseo del Príncipe [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora