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Cuando Eugene despertó, encontró a su padre dormido, pero sentado en un largo sofá al otro lado de la habitación. Justo en ese momento, la enorme puerta se abrió y Molly entró, llevando una bandeja grande. Detrás de ella, apareció la reina Lily.

Lily posó su mirada sobre Eugene antes de centrarla en James. Recordó las palabras que su esposo había pronunciado el día anterior, el dolor que aquello le había causado.—James... —murmuró, acercándose a él mientras Molly se dirigía hacia Eugene para colocar el desayuno en su regazo—. Mi amor, por favor, despierta.

El rey gruñó, molesto, antes de abrir los ojos. Al verlo, Lily le pareció levemente y acarició su mejilla.—Lily... —dijo él, con voz suave.

—Buenos días —murmuró ella, tomándolo del brazo para ayudarlo a levantarse—. Vamos a nuestra habitación. Tu desayuno está listo, pero antes de eso, te darás un baño.

James suspiró y asintió. Luego miró a Eugene y sonriendo con leve amabilidad.—Buenos días...

—B-buenos días, Majestad —respondió Eugene, haciendo una reverencia—. Mi reina.

Lily hizo un gesto con una sonrisa antes de tomar a James y salir de la habitación. Subieron lentamente por las escaleras hacia su habitación. El largo pasillo deshabitado hacía que el camino pareciera interminable.—Ve desvistiéndote, el agua está caliente en la tina —murmuró Lily.

James la miró en silencio, sabiendo que, como siempre, ella evitaba hablar de lo sucedido o de las palabras hirientes que había dicho en el pasado.—Lo siento —murmuró él, sintiendo que debía disculparse.

Lily se sobresaltó y lo miró sorprendida.—¿Qué...? —dijo, con voz baja—. No tienes por qué... —comenzó, tratando de evitar el tema lo máximo posible.

—Lo que dije ayer... lo siento. No debería decirlo. Has sido muy paciente conmigo, Lily. Lamento no haber sido el esposo que merecías. Te juro que lo intenté, pero no lo he logrado.

Lily tragó con dificultad, respirando profundamente.—No ha sido tu culpa. No tienes que disculparte, cariño. Ve y toma tu baño —le suplicó, mirándolo con dulzura—. Yo sé que lo que sucedió antes de casarnos, lo de cómo murió ese chico... yo solo he intentado hacerte feliz, pero sé que es complicado.

James masajeó lentamente su frente, mirando al suelo.—He sido feliz... no siempre, pero tu compañía me ayudó a relajarme un poco. Eres... una buena amiga —murmuró.

Lily sonrió con tristeza. —Lo sé. Te quiero. Lo sabes.

James se acercó a ella y la abrazó con fuerza. Lily quiso llorar, pero se mantuvo fuerte.

—Yo también. Después del baño... podemos salir a dar un paseo —le sugirió, con suavidad.

Lily asintió con una leve sonrisa.

*************

Ginny no quiso levantarse de la cama al despertar. La noche de su integración oficial a la familia real había terminado en desastre. Aunque después de la ida del rey y Eugene, la reina había intentado mejorar el ambiente, su esfuerzo fue en vano, y la cena transcurrió en un tenso silencio.

—Me quiero morir... —sollozó Ginny, recostada sobre la cama. La habitación que compartía con otras sirvientas se abrió, y la princesa Hermione apareció en la puerta.

—Oh, alteza... —Ginny saltó de la cama y se apresuró a hacer una reverencia—. Lo lamento, me quedé dormida. Iré a buscar su desayuno...

Hermione rió y negoció con la cabeza.

—Recuerda que ya no necesitas hacer eso. Mi abuela ya ha escogido una habitación para ti. Vine a por ti para ir al pueblo y comprar ropa nueva.

Ginny asintió. Debía sentirse emocionada, pero no pudo experimentar la alegría. Una de las sirvientas, amiga de la princesa, sostenía un vestido nuevo y calzado para ella.—Estaré lista en un momento —dijo Ginny.

El deseo del Príncipe [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora