II: VAS A SER MI PROFESOR

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Durante toda la noche estuvieron despiertos y YoonGi jamás recordó una noche como aquella. No sólo era sexo, también hablaban sobre sus gustos musicales, literarios, filosóficos, cinematográficos...

— Tengo hambre— dijo YoonGi a las cuatro de la mañana— ¿Te apetece que pidamos hamburguesas?

— ¡Son las cuatro de la madrugada!

— Bueno, será un sitio de comida rápida, pero podemos pedir.

Ambos hicieron la compra por teléfono y, a los veinte minutos, estaban en el sofá del chico, en ropa interior, viendo una película y comiendo hamburguesas.

— Creo que deberíamos hacer algo de deporte para bajar las hamburguesas— dijo YoonGi, subiendo sobre sus caderas al chico.

— ¿Y qué tienes en mente?

Por toda respuesta, el chico subió las escaleras hacia su cuarto y allí volvieron a entregarse al placer para luego dormir.

A la mañana siguiente, JiMin se despertó y encontró la cama vacía, pero escuchó a YoonGi trastear en el piso de abajo. Se aseó un poco, se peinó y bajó desnudo.

— Buenos días— dijo, como si nada— ¿hay café?

— Claro, ¿quieres... una taza?

Se había quedado en shock al ver al chico completamente desnudo.

— Mientras me sirves el café, limpiaré tu ventana, ¿tienes limpia cristales?

Al ver que YoonGi no le contestaba, se acercó a él y le miró.

— ¿Te pasa algo?— preguntó con tono burlón.

Por toda respuesta, YoonGi le llevó al sofá y, de ahí, cayeron a la alfombra donde follaron durante horas.

— ¿A parte de exhibicionista, eres insaciable?— preguntó YoonGi.

— Tú lo has dicho.

Los días sucesivos, JiMin se sintió en una nube. YoonGi le llamaba todas las noches, hacían planes a menudo. Incluso viajaron a algunos lugares de Corea, hicieron alpinismo y picnics en la montaña.

— Bueno, sé que estás quedando con un semental, ¿por qué no lo admites?— preguntó Irene una mañana. Habían quedado para ir de compras.

De pronto, JiMin parecía un poco abatido.

— Si te lo cuento, ¿prometes no regañarme?

— Depende... prueba a ver.

— Es mayor que yo.

— ¿Tienes un sugar daddy?

— ¡No!

— A ver, define mayor...

— Diez años.

— ¡No es tan mayor! Cuéntamelo todo— preguntó, mientras se dirigían a su Starbucks favorito.

— Le conocí en un supermercado. Él es profesor de Filosofía y, como yo voy a estudiar Filosofía, ahí surgió el feeling. Empezamos a hablar de escritores, corrientes de pensamiento... Nos intercambiamos los teléfonos y estuvimos chateando un tiempo hasta que un día me propuso quedar en persona. Ese día me di cuenta de que es el tío más caliente con el que he estado, ¿entiendes? Pero no sólo eso, también hay muchísima afinidad mental entre nosotros. En el verano hemos estado en su piso, viajando, de excursión... ha sido todo muy divertido.

— ¿Cuál es el problema?

— Él es profesor de Filosofía y lo nuestro sólo es un rollo de verano. Me ha comentado que, en unos días le dirán su destino. No creo que lo nuestro dure más de un mes. Y... él me gusta de verdad, Irene.

La chica bebió de su chocolate, pensando en lo que su amigo le acababa de decir.

— ¿Se va a ir de Corea?

— No.

— ¿Cuál puede ser el destino más retirado que le puede tocar? ¿Daegu? ¿Busan? Son destinos que no están tan lejos de Seúl. Además, tú tienes chofer, puedes ir a esos sitios relativamente rápido. Yo le preguntaría si quiere empezar algo.

— ¿Y si no quiere?

— Pues, al menos, no te estarás comiendo la cabeza sobre lo que quiere y lo que no.

JiMin consideró que, lo que decía su amiga era cierto y factible. Así pues, aquel día quiso mandarle un mensaje a YoonGi para quedar con él y hablar con él, pero cuando llegó a casa, YoonGi le esperaba en la puerta.

— ¿Qué haces aquí?

— Me dijeron que habías salido con tu mejor amiga y que pronto llegarías.

— Te iba a escribir, por si querías hacer algo. ¿Te apetece entrar?

— Claro.

Habían sido pocas las veces que YoonGi había entrado en casa de JiMin y, en ninguna de las ocasiones los señores Park estaban en la casa.

Subieron a la habitación de JiMin y se sentaron en el sofá.

— ¿Quieres algo?

— Tranquilo, no te preocupes. Quería comentarte algo.

El hecho de que YoonGi estuviera tan serio y, sobre todo, que le hubiera esperado en la puerta de su casa para decirle aquello que le iba a decir, le ponía de los nervios.

— Dime.

— Bueno, ya me han dado plaza en una Universidad.

— ¿Cuál es?— preguntó, con el corazón en un puño.

— La Universidad de Seúl— dijo, sonriente y JiMin le abrazó.

— ¡Me alegro tanto por ti!

— ¡Muchas gracias! Pero, ya que tengo destino y que me quedo aquí, quería... si tú también lo quieres, formalizar lo nuestro. Sé que son diez años, pero me he sentido muy cómodo contigo en este tiempo. Somos muy afines y sé que podemos hacerlo funcionar. Bueno, ¿qué me dices?

El chico le miró extasiado y le abrazó con fuerza.

— ¡Claro que quiero salir contigo!

Con una sonrisa, se besaron pero JiMin se separó de él al momento.

— Espera... vas a ser mi profesor.

Al chico no se le escapó que YoonGi parecía un poco preocupado.

— Nos haremos cargo llegado el momento. Supongo que no podremos decirle nada a nadie...

— Bueno, eso puede tener su morbo— dijo JiMin— ¿Puedo llamarte profesor en la cama?

— ¿Tienes algún uniforme en tu armario?

Ambos rieron y se besaron.

Aquella tarde ambos caminaron por las calles de Seúl, sintiéndose dichosos, pensando que serían inmensamente felices.

No sabían que acabarían siendo todo lo contrario.

Su mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora