XII: ¿PODRÍAMOS SEGUIR LA FARSA DE QUE SOMOS ALGO MÁS QUE AMIGOS?

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YoonGi vivía en un ático, tal como recordaba que le había dicho. No obstante, tenía en la mente otra clase de ático. De esos pequeños y asfixiantes. El ático de YoonGi tenía dos plantas, la planta baja, donde estaba el salón, cocina y baño y la planta alta, donde estaba el enorme dormitorio. Todo era bastante minimalista y llamaba a profesor.

— Pondré la cafetera— dijo el hombre— ¿lo quieres solo, con leche o cortado?

— Solo y sin azúcar.

— Eres atrevido— bromeó.

Ambos rieron y, café en mano, se sentaron en el sofá.

— Tienes una bonita casa— alabó TaeHyung— cuando yo era joven, antes de que EunHyung apareciera en mis planes, soñaba con tener algo así.

— A veces tu vida me da un poco de envidia— reconoció YoonGi.

— Estás de coña.

— No, no lo estoy. Eres afortunado. Tienes a alguien que te espera al llegar a casa. Tienes un hijo que espera por ti.

— ¿Quieres ser padre? ¿Te hubiera gustado ser padre con JiMin?

— ¡Diablos, no! Es sólo que tú no tienes que lidiar permanentemente con la soledad.

— Bueno, eso es cierto. Pero a medias. No tengo que hacerlo ahora porque EunHyung es mayor. Pero antes, cuando él era pequeño, me sentía bastante solo.

— Supongo que es a eso a lo que te referías cuando me dijiste que te hubiera gustado que la madre de EunHyung hubiera estado a tu lado.

— Sí, exactamente a eso. Por otro lado, sé que es egoísta.

— No lo es. Tomaste la mejor decisión, la más responsable, que fue tenerlo. Pero eso no significa que estuvieras preparado para hacerlo.

— No lo estaba— admitió, mirando a YoonGi. Se sentía agradecido por las palabras de comprensión del hombre. Era la primera vez en su vida que alguien comprendía su situación.

— Te admiro por ello— dijo, mirándole a los ojos.

Se observaron el uno al otro durante un buen periodo de tiempo y, cuando YoonGi se acercó a él, tan solo unos milímetros, para besarle pero TaeHyung carraspeó.

— ¿Puedes enseñarme el trabajo de JiMin? Supongo que no podrás decirme nada del de EunHyung.

Con una sonrisa, YoonGi volvió con dos trabajos. Uno más grueso que el otro.

— El de EunHyung es bueno, pero no deja de ser una opinión de manual, ¿entiendes? Por otro lado, entiendo que mi asignatura no le interese demasiado, es una asignatura de relleno en su carrera. JiMin, por otro lado, que estudia Filosofía, tiene un pensamiento profundo... y brillante. Aunque, también te digo que tengo alumnos de filosofía que no tienen pensamiento alguno, ni de manual, ni brillante, ni escaso. Ninguno.

— Creo que ser profesor debe ser estresante a veces— dijo, caminando hacia la mesa para dejar los trabajos de los chicos.

— Deja el de JiMin en el primer montón y el de tu hijo en el del medio.

Cuando TaeHyung fue a dejar el trabajo de EunHyung se dio cuenta que, justo debajo, estaba el de JungKook "Del comunismo al nacional—socialismo".

— ¿Todo bien?— preguntó YoonGi.

— Sí— respondió el chico, girándose.

YoonGi se acercó a TaeHyung y, muy lentamente, movió el trabajo de EunHyung, fijándose en que justo debajo estaba el de JungKook.

Su mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora