VII: Y, POR CIERTO, QUE LE JODAN

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YoonGi, por su parte, iba a su casa, muerto de rabia. Si había alguien de quien había estado siempre celoso, era de JungKook, el chico siempre había estado pululando alrededor de JiMin día y noche y él se había esforzado hasta el límite en mantener a JiMin alejado de él pero al final pasó lo inevitable.

Una parte de si mismo pensaba seriamente que JiMin había estado ocultándole sus sentimientos por el menor y otra parte, esa que no quería escuchar, sabía que había empujado a JiMin a los brazos de JungKook.

No obstante, su parte más irracional le hacía querer vengarse, olvidarle y restregarle que le había olvidado.

Desde este preciso momento iba a empezar a centrarse en sí mismo, quedaría con otras personas, personas de su edad.

Aquella noche, salió a un bar y, mientras cenaba, observaba a las personas del lugar, no había ninguna que le llamara la atención, a decir verdad. Pero al menos estaba distraído.

A la mañana siguiente, se levantó, fue a la Universidad y se dedicó a corregir exámenes. Aquella mañana tenía una junta, algo bastante aburrido, pero al menos estaría reunido y sabría que no vería a JiMin comiéndose a JungKook por los pasillos.

Cuando entró en la sala, se sentó a lado de la profesora de Antropología, era la única de su edad y, a decir verdad, era una mujer bastante liberal.

— ¿Qué tal el fin de semana?

— Tranquilo— respondió YoonGi— salí a cenar yo solo y luego me fui a casa.

— Necesitas una vida, Yoon.

— Estoy en ello.

Guardaron silencio cuando el resto del profesorado llegó y, lo que duró de junta, ambos estuvieron en silencio.

A la salida, Yoongi prefirió comer en un restaurante, sabía que si comía en el campus acabaría viendo a JiMin y a su nuevo novio y no quería eso.

¿Le estaba evitando? Sí.

Sabía que no podía alargar eternamente esto, que tenía que dejarlo pasar, pero no podía sacar de su cabeza el gemido de JiMin. No podía creer que el chico hubiera tardado tan poco tiempo en meter en su cama a ese Jeon.

Como le odiaba. Si por él fuera, le suspendería eternamente hasta que no pudiera graduarse, no obstante, si lo pensaba bien, suspenderle conllevaría verle una y otra vez en su clase y eso era mucho peor.

Estaba tan sumido en sus cábalas, odiando a JungKook, que tropezó con alguien sin darse cuenta.

— ¡Lo siento!

— Iba sin mirar, la culpa es mía.

YoonGi se quedó embobado mirando a la persona que tenía delante de él. Era más alto que él, con el pelo rizado, cayéndole sobre los ojos, su cuerpo como el de un modelo, en traje. Por su apariencia, debería tener su edad, quizás fuera un chico de postgrado, pero si estudiara allí, él no sabría, le habría visto.

— Pareces perdido— dijo, sonriéndole.

— Lo estoy— reconoció, con una sonrisa y YoonGi se fijó en que su sonrisa era curiosa y hermosa— ¿estudias aquí? ¿Podrías ayudarme?

No pudo evitar sonreír ante aquella pregunta.

— Min YoonGi, profesor de Historia e Historia de la Filosofía a su servicio. ¿En qué puedo ayudarte?

— Oh, no pensé que eras profesor.

— Ya... a mis alumnos también se les olvida...

— Y a los amigos de mi hijo se les olvida que yo soy padre...— dijo, en un suspiro.

Su mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora