V: ¿TE GUSTA JUNGKOOK?

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Los días pasaron y JiMin no sabía nada de YoonGi, lo cual comenzó a estresarle sobremanera.

Pasada una semana, le mandó un mensaje "Creo que deberíamos hablar, te veo en el restaurante de siempre al terminar las clases". A pesar de que no le respondió, JiMin se presentó allí, por si acaso, durante horas y no hubo rastro del chico. Finalmente, cogió un taxi y se fue a su casa, llorando, esperando que las cosas mejorasen.

Cuando llegó a su casa, le mandó otro mensaje al chico "No viniste y me fui pero, aún así, quiero hablar contigo"

Todos los días se atrevía a mandarle un mensaje así al chico y, tras una semana, empezó a volverse loco.

Loco de verdad.

Quizás lo que YoonGi necesitaba era recordar lo que tenían en verano. Se quitó la camiseta, se tomó una foto y se la mandó, junto con el texto "te echo de menos, deberíamos hablar, ¿por qué has desaparecido?"

Fotos y fotos de diferentes partes del cuerpo del chico llegaban todos los días al móvil de YoonGi pero este no respondía los mensajes. Consideraba que se había esforzado mucho en la relación y que JiMin sólo se quedaba en la Universidad por sus amigos. Esto le hacía pensar que él era menos importante que Irene o JungKook.

Sí, no lo iba a negar, al final ese chico, JungKook, estaba siendo un problema. Y tampoco iba a negar lo celoso que se ponía cada vez que veía a JiMin cerca de ese chico.

Le odiaba. Le odiaba con toda su alma.

Pero algo dentro de sí mismo le hacía creer que todo aquello era un efecto secundario de salir con alguien tan joven. Él veía en JungKook un claro competidor, porque JungKook era más alto, más atlético, más activo en su día a día. Si se comparaba, él llevaba una vida de profesor y estaba cansado a todas horas, JiMin era muy activo, hablaba de fiestas, de salir, de ir a todos lados... JungKook podía seguir esa vida. Él no.

Llegó a su despacho y vio la montaña de trabajos que tenía que corregir. Aquel día echó en falta el mensaje de JiMin porque, aunque no los contestara, sí lo veía, sí los leía. Pero aún no sabía qué hacer.

Se planteó seriamente la posibilidad del chico: contarlo al año siguiente. Bueno, si en lugar de al año siguiente, ¿fuera dentro de dos? Cuando JiMin estuviera en tercero sería una buena oportunidad. Además, al propio JiMin no le molestaba esta opción.

Cogió su móvil para hablar con él, quedar con él para comer, cuando la puerta de su despacho se abrió de golpe. Del susto, dejó el teléfono y miró a la persona que acababa de entrar.

Era JiMin, y estaba muy enfadado.

— Veo que sí usas el teléfono.

— Park, tengo que pedirte que te vayas.

— ¿Ahora soy Park? En la cama bien que dices mi nombre, bastardo— dijo, sin molestarse en bajar la voz.

Yoongi se quedó helado y, para colmo, JiMin se abalanzó sobre él y le besó. Se quedó estático, no sabía qué hacer. Con un gruñido de molestia, le empujó con todas sus fuerzas y JiMin se golpeó la cintura con el escritorio, para después caer al suelo. Desde el suelo, el chico miró a YoonGi, estaba derrotado y hundido.

Mordiéndose el labio inferior, YoonGi le miró, él había convertido a JiMin en lo que era ahora: un ser que no hacía más que perseguirle como un demente.

Suspiró y dijo aquello que, mucho tiempo después, JiMin agradecería eternamente:

— Se acabó.

— YoonGi...

— Para siempre, JiMin. Vete. No me hables, no me busques, no me mires. Y, si puedes, cámbiate de clase. No quiero saber nada más de ti.

Su mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora