Capítulo 37.

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—¿Estás segura de tu decisión?— pregunto con quinta vez en quince minutos.

—Sí.— Rodé los ojos. —Tú me diste la idea, no sé porque estas así ahora.

—Lo sé, pero...es que pensé que no me harías caso.— Se encogió de hombros.

—Lo haré, en serio.— Hice una pausa jugando con mis dedos. —La cosa es cuando lo haré.


Selena me fulmino con la mirada.


—¡Oh vamos!— chillé. —¡No puedo solo ir a su oficina y decirle que renuncio y que puede irse a la mierda!

—Tienes razón, tienes que decirle que se puede irse a la mierda junto con la perra de su novia.

Selena.

—Cierto, también tienes que decirle que el anillo de compromiso se lo puede meter por el culo. Me había olvidado de ese detalle.


Me reí, sin poder evitarlo.


—Bien, solo bromeo.— Tenía una sonrisa fresca en su cara. —Tienes razón, este tema necesita tiempo.

—Si, no puedo solo renunciar, necesito tener por lo menos ofertas de trabajos o mejor aún, que alguien me contrate.


La puerta se abrió, Austin entró rápido con una bufanda cubriendo su boca y su nariz.


—¿Y tú? ¿llegas del polo norte?— Bromeo Selena mirándolo divertida.


Él la fulmino con la mirada pero no le dijo nada mientras dejaba unas bolsas en la encimera de la cocina. Se quitó la bufanda y el gran saco que llevaba que le llegaba hasta la rodilla.


—Todavía no me acostumbro al maldito frio de aquí.— Dejo salir aire en sus manos para que se calienten.

—Te entiendo, a mí también me costó un poco acostumbrarme a este frío.— Arrugue la nariz. —Por eso pasaba más tiempo en la biblioteca de la universidad, ese lugar siempre estaba caliente.

—Eso es una mentira, tú eras una nerd y pasabas más tiempo ahí porque querías.— Me acuso Selena riendo.


Me reí sacándole la lengua. Era verdad.


—Rose ¿Por qué tu rostro esta algo hinchado?— preguntó Austin mirándome preocupado.


Me risa se esfumo y toque mis mejillas.


—¿Todavía se nota?

—Algo.— Admitió Selena haciendo una mueca.

—¿Estuviste llorando?— volvió a interrogarme Austin.

Suspire. —Sí, pero no quiero hablar de eso ahora.— Añadí rápido. —Primero hay que cenar ¿sí?


No deje que ni me contestará porque me paré y empecé a sacar todos los platos y cubiertos para poner la comida. Selena me ayudo con los vasos mientras Austin –aun con el ceño fruncido –abría las cajas de comida.

The Proposal. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora