Capítulo 3.

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Tengo que detenerme.


Pensaba en cada momento que pasaba y nosotros seguíamos besándonos. Pero sus labios eran tan adictivos que no podía evitar profundizar el beso mientras mordía su labio inferior y jalaba su cabello, complacida de que escuchaba como gruñía contra mi boca.


— No... — murmure con la voz entrecortada cuando por fin pude encontrar mi voz. —Esto no está bien.

— ¿Quién que te dijo que no?— Con un movimiento rápido me agarro de la cintura y me sentó en su regazo. —Nos estamos divirtiéndonos ¿no?

— Esto no está bien. — Volví a decir.


Él me miro con el rostro neutro por varios segundos sin decir nada, recordé la misma vez que hizo lo mismo en la oficina.


— ¿Por qué me mira tanto?— Me atreví a preguntar.

— Eres muy bella— fui lo único que dijo y yo miré a otro lado evitando su mirada —Lo sabes ¿verdad? —Cuestionó.

— Harry, deberías tomar un café, no estás pensando con la cabeza fría. — Murmuré queriéndome salir de su agarre pero él lo evito apretándome en la cintura.

— Estoy demasiado ebrio como para tratarte solo como mi secretaria pero estoy consciente de que eres muy bella y que una mujer como tú, debe ser querida.


Esta vez fui yo la que se quedo mirándolo por varios segundos sin decir nada.


— ¿Por qué siempre tienes las palabras correctas que decir?— Susurré finalmente y valientemente pase mis dedos por las palomas que tiene en su pecho como tatuajes. A través de mis pestañas, vi como de estremeció.

— Nunca me ha sucedido antes. — Ahora si lo miré fijamente y pude ver su expresión asombrada, luego paso sus manos por mi espalda baja haciéndome estremecer. —A ti también te pasa lo mismo. — Sonrió y yo sentí mis mejillas estremecer. —Inténtalo otra vez— Lo miré dudosa —Vamos, no va a pasar nada malo.


Tome una gran bocanada de aire y me acerque a su cuello para dejar pequeños besos ahí, fue en ese momento donde apretó su agarre en mi cintura y gruño bajito.


— Definitivamente no me ha pasado eso antes. —trate de bajarme de su regazo pero él me lo impidió de nuevo —No arruines la diversión ahora, no seas aguafiestas.

— No soy aguafiestas, es solo que esto no está bien— seguía con esa idea en la cabeza.

— Si esto está mal entonces... ¿Por qué se siente tan bien?— sus labios tímidamente besaron mi clavícula haciéndome estremecer y arquear la espalda — ¿Ves? No soy solo yo, somos los dos lo que nos sentimos así.— Hizo una pausa para mirarme a los ojos —Déjame hacerte sentir bien.


Mire detenidamente sus ojos y seguían inyectados de sangre. Sabía que no estaba consciente de sus actos y que cuando despierte mañana, no se acordará de nada. Así que no servía de nada que yo me entregue ante él, cuando mañana se olvidará de todo lo que hará ahora.


¿En qué estoy pensando? Él tiene novia y no importa si ella le haya pedido tiempo o no, él sigue enamorado de ella.

The Proposal. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora