Capítulo 20.

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Rose.


—¿Qué mierda acaba de pasar?— preguntó Selena luego de un gran momento de silencio.

—No tengo idea.— Comenté todavía en shock.

—Si no fuera un idiota, podría decir que fue lindo lo que dijo.— Sonrió y agarro la botella de Champagne que había traído. Sacó dos copas y sirvió.


Selena sabía muy bien lo que había pasado con Harry, luego de muchas súplicas y amenazas, al final pude decirle lo que pasó, lo odia y me dio toda la razón con ignorarlo ahora.


—¿No vas a tomar de tu copa?— Preguntó dándole un sorbo a su copa.

Hice una mueca —Estoy enferma, no creo que me caiga bien el alcohol.

—Hablando de eso, eres la peor ah.— Negó con la cabeza. —¿Cómo puedes enfermarte justo en este día? De todos los días que tienes para enfermarte, se te ocurre enfermarte en el día que habíamos decidido que iríamos para recordar las épocas universitarias y sacar de tu maldita cabeza a Harry Styles.

—Lo siento, soy la peor.— Hice un puchero.

—Ya no importa. Ahora cuéntame ¿en serio vino a cuidarte?— Alzo una ceja.

—Sí, te dije que hoy iba a trabajar con Harry pero se sentía tan mal que no dure más de dos horas antes de que casi me desmaye y Harry me ayudará.

—Eso es lindo.— Canturreó y yo la fulminé con la mirada. —Solo digo que parece que él si trata de arreglar las cosas.

—Si fuera así, no hubiera follado con Ángela.— Escupí.

—¿Qué?— Preguntó sorprendida. —No jodas ¿Cómo sabes? ¿Los viste?

—No, eso hubiera sido asqueroso.— Y me hubiera dolido.


Le conté lo que pasó ayer sin detallar en cómo lo encontré con Ángela y la pequeña pelea que tuvimos después.


—Y por eso estás enferma ahora.— Confirmó y yo asentí. —Mira, aunque sigo un poco molesta por enterarme por todo este drama muy tarde e ignorarme en todos los días que despareciste cuando estabas viviendo la vida buena en New York...Creo que Harry tiene buenas intenciones.


Me quedé en silencio un minuto analizando sus palabras.


—No— terminé diciendo —no creo, así estamos bien. No necesitamos cambiar eso.

—Bueno, si tú lo dices amiga...—suspiro y se paró —¿Tienes algo de comida? Muero de hambre.

—Harry hizo sopa de verduras. Tienes permiso de tomar un poco si gustas.— Sonreí.

—¿Él cocina?— Se rio y agarro una cuchara para después meterla en la cacerola. Saboreo un poco y luego hizo una mueca —Mierda, esto sabe horrible.— Frunció el ceño —¿Por qué dejaste que él haga esta atrocidad?

—Él quiso cocinar— me encogí de hombros.

—¿Y tú lo dejaste?— Alzó una ceja y yo asentí divertida. —Espera ¿tú no tienes como una caja de sopas enlatadas?

—Sí.— Me reí.

—¿Y por qué dejaste que haga esta maldad?— Señaló la sopa.

—Me daba risa verlo sufrir y como repetía videos en YouTube de cómo hacer una sopa, fue divertido ver su ceño fruncido.

The Proposal. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora