Capítulo 32.

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—Louis estará aquí en unos minutos.— Me removí en el asiento. Me dolía la espalda por dormir sentada en toda la noche.

—¿Qué? ¿Quién le dijo que estoy aquí?

—La pregunta sería quién no sabe que estás aquí.— Murmuré. —Te atropellaron en las afuera de la empresa 'Time', mucha gente te vio tirado en el piso. Aparte de que la empresa llamo para mandar los mejores deseos para ti y saber cuándo puedes terminar la entrevista que falto.

—¿Llamaron a mi celular?— asentí. —¿Y tú contestaste?

—Ajá.

—¿Estas contestando todas mis llamadas telefónicas?— entrecerró los ojos.

—No, tranquilo tigre. Solo las que sé que son de trabajo, la gente que no conozco, solo las mando al buzón y luego envió un mensaje diciendo que no estás en condiciones para hablar por teléfono.

—Que yo sepa, si puedo agarrar mi celular y ponerlo en mi oreja. ¿Por qué no me lo dijiste? Dame mi celular ahora.

—No puedo, son órdenes del doctor de que te alejes de todas las cosas tecnológicas, es peligroso para ti.

—Eso es una mierda. No es verdad, dame mi celular, Rose.— su voz se volvió más demandante.

—No.

—Rose.— escuché advertencia en su voz.

—No pongas esas voz.— lo apunté con mi dedo. —No me puedes hacer nada, estas en una camilla, así que no te tengo miedo.

Sonrió. —En cualquier momento puedo pararme de esta maldita camilla, Rose. Y si corres, te atraparé.

—¿Qué me harías?— no sé porque estaba siguiendo su estúpido juego.

—Oh, no lo quieres saber, Rose.— se rio entretenido de nuestra conversación.


Me acerque a él, ya le habían quitado la venda que tapada su herida, ahora sus rulos caían por su frente. Agarre sus rulos con mis dedos y empecé a jugar con ellos.


—Intenta caminar sin que te marees, quiero verte intentarlo.— Vocalice cada palabra para que me entienda.

—Eres-


Harry se calló al escuchar que tocaron la puerta, ni siquiera le dimos permiso para entrar pero igual la persona que estaba afuera de la habitación, entró.


—Eres un hijo de puta.


Me reí, porque a pesar de que no lo había visto en dos días, Louis tenía que hacer una entrada triunfal.


—Hola a ti también, Louis.— Contestó Harry un poco más feliz de lo que espere.


Louis tenía una caja de envuelta en papel de regalo. Primero se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. Luego se acercó a Harry y lo miró entre una combinación de triste y molesto.


—Eres un idiota. ¿Cómo es que no te fijaste que un carro estaba pasando?

—Estaba distraído.— Se encogió de hombros.

—Pero realmente-

—Estaba muy cansado ese día.— Me interrumpió Harry mirándome fijamente. —No me di cuenta del carro.

The Proposal. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora