Capítulo 19.

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NOTA: Hey, antes de comenzar a leer el capítulo, quería decirle que ya hay nuevo trailer *aplausos* veanlo y lloren porque es hermoso. Lo hizo {@ohmyhoranx} Ahora si, disfruten el capítulo :}


 —Ya le dije que estoy bien.

—Y yo ya te dije que no me iré.— contesté.


Ella suspiro y miro para otro lado, no sé por qué sigo aquí pero ella no me hace caso y quiere irse, está muy testaruda como siempre. Me desespera.


—Ya basta.— Le dije cuando vi que trataba de levantarse.

—Pero, señor-

—Ya basta con eso también— la interrumpí. —Mira, estás enferma y realmente ni quiero pelear contigo pero por lo menos, solo por hoy, háblame normal.


Ella apretó los labios y asintió.


—No necesito una niñera, Harry, ya te lo he dicho.— Murmuró mientras se sonaba la nariz con un pañuelo.

—Ya sé que eres súper independiente, pero estas enferma, cualquier persona que está enferma necesita que lo atiendan, para algo existen enfermeras.

—Tú no eres una enfermera, estoy segura que no sabes que hacer.— Sonrió.

—No, pero he estado enfermo muchas veces y sé lo que necesitas.— Dije recordando algunas cosas de mi pasado.



—Ay cariño ¿otra vez enfermo?— Preguntó con una mirada triste en su rostro.

—Lo siento, mami.— Conteste y luego volví a estornudar.

—Sh, ya no importa, cariño. Quédate quieto y observa lo que hago para que más adelante tú mismo te puedas atender ¿sí?



—¿Harry?— Me sobresalte al escuchar la voz de Rose trayéndome a la realidad de nuevo. —¿Estas bien?

—Si— contesté. —Sé lo que hago, Rose, no te preocupes.— Sonreí tratando de tranquilizándola.


El recuerdo de mi madre me trae mucho dolor, por todo lo que paso. En ese momento donde ella me enseñó como curarme solo, tendría máximo siete años. Antes que todo haya cambiado. Fije mi mirada en Rose y ella me observaba detenidamente, seguro tratando de leerlo como siempre.


Oh Rose, yo soy una caja llena de secretos, la llave está perdida desde hace tiempo y no quiero que la encuentres.


—Prepararé algo de comida, debes de tener hambre.— cambie de tema rápido.

—¿Tú vas a cocinar?— Se olvidó de todo lo que estaba pensando y se dedicó a darme una sonrisa tonta. —Apenas creo que sabes hacer un café y quieres cocinarme. Lo siento pero, no quiero morir intoxicada.

Reí —Eso es ser muy mala.

—Yo le llamo realista.— Alzo los hombros.

—Como sea, sé que no has comido nada hoy día, así que te cocinaré aunque tengas de morir de intoxicación, por lo menos sabré que moriste pero sabiendo que estabas comiendo.— Le saque la lengua como un niñito y salí de su habitación.

The Proposal. {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora