Sentada al borde de una fuente que lanzaba chorros de agua, Rosé podía estudiar el comportamiento de las personas que caminaban por ese sector de Devonshire. Era cómico ver como ciertas mujeres evitaban el contacto con la gente "común" que no era de su misma clase social, como algunas muchas chillaban asustadas cuando pasaban cerca de un puesto donde vendían gallinas y estas cacareaban fuerte a su oído.
Siempre se sintió fuera de lo común, a diferencia de sus amigas, ella se comportaba de una manera tan especial que se lo hacían notar cada que podían. No tenía asco o comportamientos clasistas por quienes no eran de su mismo "nivel", de hecho, le gustaba compartir bastante. Rosé sabía que era una Cavendish por gracia del destino, pero existía una muy buena posibilidad de que en su cuerpo corriera la sangre de una familia humilde, quizás eso explicaba la razón que la incitaba a comportarse tan diferente.
De pronto divisó algo que le llamó la atención, con una sonrisa resplandeciente camino hacia un pintor que había visto en una de las plazas del centro de Devonshire. Le hizo una seña al cochero para que esperará por ella. Estar aquí distrayéndose le servía para apartar los pensamientos que le traía el verse enfrentada a un piano y un público que la mirase de forma atenta, además de otras presiones personales y recuerdos que la angustiaban todos los días.
Por mucho entusiasmo que poseyera, igualmente procuraba caminar como una señorita de la nobleza, tal cual le enseñaron desde pequeña. Sostuvo su vestido y le sonrió al hombre sentado en un banquito de madera, estaba haciendo retratos de las personas y por lo visto tenía un talento impresionante.
─ ¿Le gustaría hacerse uno? ─preguntó el señor muy cortesmente.
─ Por supuesto que sí. ─Rosé sonrío emocionada y le hizo caso al hombre de sentarse frente a él y lo observó fijamente─. ¿Qué es eso? ─Señalo un objeto negro.
─ Esto señorita, ─El pintor sostuvo un trozo negro de ese "algo"─. es carboncillo, somos muy pocas las personas que trabajamos con él, pero le aseguro que los resultados son excelentes. Permítame
El carisma de Rosé noqueaba a cualquier persona que pasaba cerca, incluyendo al mismo pintor. Podía tener 40 años, pero caía bajo los encantos de esa señorita que de seguro pertenecía a la nobleza por la calidad de sus vestidos, por cómo hablaba y se movía.
El hombre estuvo allí un poco más de 10 minutos trazando en carbón el retrato de tan sublime dama. Los transeúntes se aglomeraron cerca para ver cómo tan bella muchachita era inmortalizada en carbón. Era una técnica novedosa porque la mayoría de la nobleza se retrataba con pintores recomendados y en óleo.
─ Listo... ¿Su nombre? ─preguntó el pintor tras haber finalizado. Lo pondría junto a la fecha, bajo la delicada hoja.
─ Rosé Cavendish. ─La joven metió su mano en un bolsito de género─. ¿Me podría decir cuánto cuesta?
─ Para usted nada ─suspiró el pintor fascinado con ella─. Este es un regalo para la hija del duque, es un gusto.
Rosé tomo el dibujo y lo observo con fascinación. ─ No sabe cuánto le agradezco, ha quedado muy bello, la técnica es hermosa y el trazado es perfecto. Proteja su salud para que continúe mucho tiempo haciendo esto.
Emocionada hizo una reverencia, sostuvo el regalo y lo aferró a su cuerpo para que no se le perdiera. No le gustaba hacer uso de su apellido, pero cierto tipo de actitudes de personas que no esperaban nada a cambio la emocionaban. Se despidió con la mano de todos los que la miraron y con su característica elegancia se subió al coche.
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Between love & time
Hayran KurguRosé Cavendish, una hermosa jovén que a los 20 años su perfecta vida empezo a volverse un infierno. Los abusos de su padre pronto llegarían a su fin, cuando Rosé desapareciera sin dejar rastros. Jennie Kim, la modelo más codiciada del siglo XXI, ego...