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"Espero me comprenda y no me vea como un animal exótico, sólo soy una mujer con un enorme vacío en su existencia."

El silencio entre ambas se hizo más que notorio después de aquella frase.

Jennie observaba a Rosé tratando de saber qué haría con ella a partir de ahora, echarla a la calle no era una opción, había dicho que no sería su niñera, pero la chica frente a ella no sabía cómo actuar normal.

¿Tan fuerte había sido el accidente?

Jennie se levantó dispuesta a decirle que la llevaría a la habitación donde dormiría, sin embargo, el sonido de un estómago hambriento se interpuso en su camino.

─ Es mejor que me acompañes. ─susurró y la rubia le hizo caso de inmediato─. Te quedarás en esta habitación, tiene todas las comodidades que puedas imaginar y un baño personal, la vista es impresionante, ¿Te gusta?

Rosé asintió callada, aunque moría por expresarse, quería rendirse ante el asombro y la sorpresa, pero estaba limitada porque debía actuar normal. 

─ ¿Hay algún problema Cavendish?

Rosé se sentó al borde de la cama para alisar el vestido que traía puesto, a pesar de ser muy revelador para ella, lo encontraba bonito.

─ Ninguno, muchas gracias.

Jennie frunció el ceño, después de tanto hablar en la sala de estar, ahora estaba callada como si la hubieran abofeteado con algo.

─ Eso no es cierto, algo te preocupa, además del hecho de que tienes hambre. Si quieres que te comprenda quiero que seas sincera conmigo, no soy una mujer paciente ni alguien acostumbrada a cuidar de otro así que, por favor, dime que pasa.

─ No sabe cuan agradecida estoy de que me recibiera en su hogar, pero... ─La rubia miró el vestido que traía puesto─. no traigo nada más que este vestido, este chaleco blanco, los zapatos y... ─Se retorció enrojeciéndose a tal punto que Jennie se preguntaba si le faltaba la respiración.

─ Señorita Kim ¿Las mujeres suelen hablar de... de ropa interior?

Rosé se sentía tan miserable tocando un tema tan privado con una casi desconocida, no quería ser vulgar bajo ningún motivo, esos eran asuntos que tocaba con su madre nada más.

─ Sí y créeme que suelen hablar de cosas muchísimo más íntimas aún.

Quizás no era equivocado pensar que la "psicópata" venía de un pueblo muy pequeño y rústico de los Estados Unidos.

─ No me digas más, te hace falta ropa, calzado, ropa interior, maquillaje, cepillo de dientes y todas esas cosas ¿Verdad?

Rosé atinó a asentir por instinto, de seguro eran las cosas que ocupaban las chicas hoy en día.

─ Y yo debo pagar todo esto ¿Cierto?

Aunque se mostraba tranquila, Jennie por dentro estaba en cierta forma molesta, ¿Por qué tenía ella que costear todo?

La joven rubia no conocía el sistema monetario del futuro así que con pena asintió. ─ Prometo devolverlo.

─ Quédate aquí, te traeré algo de comer, tu estómago hace que me duela más la cabeza. ─gruñó la castaña antes de cerrar con cuidado la puerta y salir de allí.

Rosé apoyó el rostro en la entrada de la habitación para oír como los pasos se iban perdiendo por el final del pasillo. Cuando se aseguró de que estaba sola, volteó hacia su alrededor para mirar las cosas detenidamente con sus ojos y todo lo que estos dieran abasto.

Between love & timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora